Menos de una semana después de haber pasado una noche en el hospital, y horas después de reanudar sus actividades mediante videoconferencia, la reina Isabel II decidió el martes “a su pesar” anular su desplazamiento a la COP26 sobre el clima.
A mediodía, la soberana, de 95 años, apareció sonriente luciendo un vestido amarillo en su encuentro por videollamada con dos nuevos embajadores en el Reino Unido desde el castillo de Windsor, a unos 40 km de Londres. Pero unas horas después, el palacio de Buckingham anunciaba que la soberana tenía que reducir el ritmo.
“Tras recibir un aviso aconsejándole descansar, la reina efectúa tareas leves en el castillo de Windsor. Su Majestad decidió a su pesar que no viajará a Glasgow para asistir a la recepción de la COP26 el lunes 1 de noviembre”, anunció el palacio en un comunicado.
“Su Majestad está triste de no poder asistir a la recepción pero se dirigirá a los delegados reunidos mediante un mensaje grabado en video”, añadió.
Su presencia en la conferencia del clima de la ONU a principios de la próxima semana en Glasgow, Escocia, era muy esperada. Últimamente la familia real se había desplazado en numerosas ocasiones por temas relacionados con el medioambiente.
El encuentro virtual con los embajadores de Corea del Sur, Gunn Kim, y de Suiza, Markus Leitner, para recibir sus credenciales, fue la primera aparición pública de la soberana desde el 19 de octubre y sobre todo desde que canceló una visita a Irlanda del Norte al día siguiente, después de que sus médicos le recomendaran descansar.
La reina pasó la noche del miércoles en el hospital, después de someterse a exámenes “preliminares”. El hecho de que Buckingham revelara la hospitalización tardíamente, la primera desde 2013, había suscitado interrogantes y críticas sobre la falta de transparencia por parte del palacio.
Decisión razonable
Para el experto en la monarquía Richard Fitzwilliams, sin duda la reina se siente “muy decepcionada” por haber tenido que cancelar su viaje a la COP26. “Es una decisión que han tomado a regañadientes”, declaró a la AFP, “pero es una decisión razonable”.
Monarca desde hace casi 70 años, la reina, que debe celebrar el año próximo su jubileo de platino, sigue mostrando un buen estado físico y psíquico en público. En los últimos tiempos participó casi a diario en compromisos oficiales. No obstante, recientemente fue vista caminando con un bastón.
Una fuente cercana a la soberana, citada por el Sunday Times, reconoció que Isabel II está “agotada” debido a su cargada agenda. Según el periódico, renunció por consejo médico a su ginebra y Dubonnet del almuerzo y a su martini de la tarde.
Poseedora del récord de longevidad en la historia de la monarquía británica, la
reina
sigue siendo una personalidad muy querida en el Reino Unido y en el mundo.
Es alabada por haber sabido preservar la monarquía a pesar de las grandes transformaciones sufridas por el Reino Unido, entre ellas el Brexit, y a las numerosas crisis, como la muerte de la princesa Diana en 1997.
Más recientemente, la rotunda retirada de la monarquía de su nieto, el príncipe Enrique, y de su esposa Meghan -que se fueron a California- y las acusaciones de agresiones sexuales contra su hijo Andrés, sacudieron a la institución.
A pesar de las constantes especulaciones sobre la posibilidad de un retiro, especialmente después de la muerte en abril de su esposo Felipe, a los 99 años, Isabel II, jefa de Estado de 16 naciones, mantiene una agenda cargada.
Sin embargo, ya no viaja al extranjero, donde se hace representar por su hijo el príncipe Carlos, de 72 años, mucho menos popular entre los británicos que la reina o que el príncipe Guillermo.