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El presidente Enrique Peña Nieto llega a la recta final de su gobierno con una larga lista de pendientes en materia de combate a la pobreza que serán imposibles de cumplir en los cuatro meses que le quedan a su administración.
De los 370 indicadores del ámbito social derivados del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, sólo 145 (39%) han sido cumplidos o tienen un estatus avanzado o adecuado. En cambio, 185 metas (50%) están muy rezagadas o tienen un nivel de cumplimiento insuficiente. De las restantes 41 (11%) no se tiene información, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Las estrategias que se pueden considerar un fracaso son el programa México sin Hambre y el programa Democratizar la Productividad, pues ninguno de sus indicadores se cristalizará. En el programa sexenal de Ciencia, Tecnología e Innovación sólo una de cada 10 metas se cumplirá, y en la Estrategia Nacional de Cambio Climático sólo una de cada seis se alcanzará.
Las áreas de gobierno con mejor desempeño son Trabajo y Previsión Social, el ISSSTE, el sector Turismo, Cultura Física y Deporte y el IMSS. En todos esos casos, el porcentaje de indicadores con posibilidades de cumplirse antes de que acabe el sexenio fluctúan entre 67 y 83 por ciento.
Esto quiere decir que de cada 10 acciones que aplicó el gobierno peñista para reducir la pobreza, dar acceso a las personas más desposeídas a servicios básicos en la vivienda, recuperar el ingreso, combatir al rezago educativo, dotar de servicios básicos de salud a las familias y garantizar acceso a la alimentación, cuatro se cumplieron y seis están en peligro de naufragar.
Por secretaría, la que más quedará a deber es la de Salud, a cargo de José Narro Robles, pues sólo 25% de los indicadores que dependen de ella se cumplirán antes del 30 de noviembre próximo, último día de gobierno de Peña Nieto, y 75% se quedará pendiente.
La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que encabeza Rosario Robles Berlanga, tampoco tiene buenas cuentas que dar, según los análisis de Coneval. Sólo 38% de los indicadores tienen viabilidad. En una situación parecida está la Secretaría de Educación Pública, que ha sido encabezada por Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño y Otto Granados, donde apenas 40% de las metas sexenales se verán cumplidas.
Y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), por la que han transitado cuatro titulares, Rosario Robles, José Antonio Meade, Luis Enrique Miranda y actualmente Eviel Pérez, y que encabeza los esfuerzos de combate a la pobreza, el volumen de indicadores realizables es de menos de la mitad, 45 de cada 100.
La corrupción afecta
Interrogado sobre el saldo que deja el gobierno del presidente Peña Nieto en materia de reducción de la pobreza, Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval, dijo a ejecentral que el organismo percibe resultados mixtos.
“Tenemos algunos avances que hay que destacar y tenemos algunos retos que no debemos ignorar. Hay que reconocer que hemos tenido avances en seis de los siete indicadores con que se mide la pobreza, es decir, en poder abatir las carencias sociales en materia educativa, salud y calidad de la vivienda”, enumeró.
Por ejemplo, apuntó el funcionario, México tiene más hogares en vivienda con piso firme, más electricidad, más niños y niñas en las escuelas primarias, secundarias e incluso preparatorias y mayor cobertura de servicios básicos que han ido avanzando desde administraciones pasadas.
“En estos temas hemos tenido noticias medianamente buenas, en cambio la noticia que no ha sido tan buena en los últimos años en México es la evolución del poder adquisitivo. El ingreso es otra de las variables que conforman la pobreza, ahí hemos tenido vaivenes fuertes: hemos tenido reducción de poder adquisitivo del año 2008 a 2014, luego tuvimos mejora del poder adquisitivo entre 2014 y 2016, luego tuvimos reducción del poder adquisitivo durante 2017, y finalmente hemos tenido algunas mejoras al inicio de 2018”, relató Hernández Licona.
En la parte de pobreza extrema, dijo el secretario ejecutivo de Coneval, hemos tenido mejores resultados porque la pobreza extrema del 2010 al 2016 bajó de manera clara. “Sobre todo porque ha habido algunos programas, no todos, dirigidos a la población con menos ingresos, eso ha ayudado a que la pobreza extrema baje, pero el ingreso no ha sido un factor que haya ayudado a reducirla de una manera sistemática”.
¿De qué manera impactaron los actos de corrupción durante este sexenio en los indicadores que mide Coneval?
—Nosotros no podemos analizar esos temas, no es nuestra materia. Yo diría que, en general, los procesos de corrupción afectan el desarrollo del país de manera importante, la corrupción es un tema que entorpece el crecimiento de un país. Por eso el trabajo del Coneval es muy importante porque podemos ver indicadores de cómo vamos y tomar medidas para solucionar los problemas.
A diez años de distancia de la crisis de 2008, ¿que efectos causó aquella recesión en el desarrollo social de México?
—Lo más notorio fue la evolución del poder adquisitivo del ingreso laboral, que muestra una caída de 2008 a 2014; en ese periodo pudimos ver una crisis severísima del país, vimos inflación de los precios de los alimentos que impactaron al poder adquisitivo del ingreso. Vimos recuperación entre 2014 y 2016 y luego un descalabro en 2017. El saldo total es que en 10 años tenemos un menor poder adquisitivo del ingreso laboral, o sea que en 10 años perdimos poder de compra y el combate a la pobreza perdió fuerza.
¿Percibe signos de recuperación?
—Si en 2018 la inflación sigue bajando como comenzó en enero, pues podríamos retomar el camino ascendente del poder adquisitivo que teníamos en 2014-2016, siempre y cuando la inflación siga bajando, siempre y cuando los empleos se sigan generando, especialmente empleos formales, si esas dos cosas suceden podemos pensar que en los siguientes años se revertirá el golpazo de 2008.