Últimamente algunas autoridades y medios han sugerido que el sistema inmune de los mexicanos podría ser más resistente que los de personas de otras nacionalidades; que la condición socioeconómica o la historia de las comunidades puede hacerlas más o menos resistentes al Covid-19.
Esto es totalmente falso.
Por un lado, el doctor Federico Sánchez Quinto, del Departamento de Genómica Computacional y de Poblaciones del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), explica tratándose de “un virus que recientemente se trasladó de su hospedero natural a humano, NINGUNA población humana tiene la capacidad de respuesta natural contra un virus al que nunca había estado expuesta”.
Lo grave es que no solo es falso, sino que hay elementos para pensar que los grupos indígenas podrían ser más susceptibles a ciertos virus que los pobladores de otras regiones del mundo. Y pensar lo contrario podría ponerlos en riesgo.
Hasta donde se ha estudiado, la totalidad de las poblaciones originarias del continente provienen del pequeño grupo de personas que hace unos 20 mil años llegaron a América desde Eurasia por el estrecho de Bering. Esto hace que la variabilidad genética de sus sistemas inmunológicos, y quizá su capacidad de respuesta, sea menor.
La doctora Mara Helena Hutz, de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur en Brasil, una de las especialistas en genética que más ha estudiado el tema, explica que diversos análisis genéticos han confirmado esta menor variabilidad en ciertas regiones genéticas de las poblaciones amerindias, y aunque la relación con la eficacia para combatir infecciones no es directa, ya que el sistema inmunológico es muy complejo y tiene diferentes tipos de respuesta, sí se ha observado.
Además, señala que las defensas naturales de “las poblaciones europeas responden predominantemente con células Th1... que se supone son las que dirigen el ataque contra los patógenos intracelulares como los virus”; mientras que en las poblaciones amerindias y africanas predomina la respuesta de células Th2, “que protegen contra patógenos extracelulares y de mayor tamaño, parásitos como lombrices y gusanos”.
Aunque el tema no está suficientemente estudiado, los expertos, a los que se suma Humberto García Ortiz, también del Inmegen, coinciden en que no hay poblaciones mejor preparadas para resistir la infección; si acaso, hay algo de evidencia de que algunas poblaciones podrían ser más susceptibles a la misma.
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