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Entre el 19 de enero de 1939 y el 31 de diciembre de 1940, Erwin Friedeberg Merzbach, agente confidencial identificado con la clave P-10 de la Oficina de Información Política y Social (IPS), informó a la Secretaría de Gobernación que los nazis tenían en nuestro país una organización casi perfecta que incluía, entre otras oficinas, servicio de prensa y propaganda, financiamiento, espionaje, trabajos subversivos y la industria. Una estructura en la que estaban comprometidos prácticamente todos los alemanes, de nacionalidad o de origen, que residían en México, y los unía la ideología y el terrorismo.
En uno de sus informes el agente explicó que la muralla alrededor de esa organización era tan sólida que con medios legales sería impenetrable. En 1935 establecieron en la calle de Viena número 17, colonia Juárez de la Ciudad de México, la Oficina de Prensa y Propaganda y nombraron poco tiempo después, como Encargado de Prensa, a un individuo sin educación ni escrúpulos, pero sumamente astuto: Arthur Dietrich.
Dietrich disponía a discreción del personal de la Legación Alemana para distribuir tres publicaciones impresas en México: el trisemanario Deutsche Zeitung von México (Periódico Alemán de México), con oficinas en la calle de Uruguay. Sus editoriales eran nacionalsocialistas, y sus noticias provenían de la agencia oficial alemana Transocean. La publicación se autofinanciaba con el importe de sus anuncios y suscripciones.
La revista mensual Mitteilungen der Deutschen Wolkagemeinschaft, órgano oficial del Centro Alemán, reservada a sus miembros, era producida en la Imprenta Perthack, en la calle de Regina 87. Contaba con anuncios y también se sostenía con sus recursos comerciales. Sus polémicos artículos se cuidaban de ofender a los mexicanos, pero en ocasiones: “los nazis olvidan esa primerísima obligación con el pueblo que les brinda hospitalidad”. Como sucedió con un artículo del cónsul alemán en Chihuahua, “El Ruso-Germanismo”, en el que el diplomático, orgullosamente, refirió que gracias a su trabajo, el del ministro y del Centro Alemán, los colonos —aunque naturalizados mexicanos— recuperaron por completo el espíritu patriota germano al dejar de contraer matrimonio con mujeres mexicanas para conservar su mayor don: la sangre germana.
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›En el mismo taller de la calle de Regina se imprimía El NS-Herold
(Heraldo Nacional-Socialista) y en tanto órgano del Partido Nazi, sólo era accesible para sus miembros. Trataba cuestiones raciales, aunque sustituía siempre el gentilicio mexicano por el término “no arios”.
Aparte de esas tres publicaciones, Dietrich distribuía profusamente las hojas Fichte-Bund (El Abeto) para promover abiertamente el racismo y también propaganda destinada a mexicanos aunque escrita casi exclusivamente por alemanes. Tal fue el caso de una “vulgarísima hoja antisemita llamada Defensa, misma que fue suspendida después del sexto número por falta de circulación”. Lo mismo que la edición en español del Periódico Alemán de México, que era gratuita.
“Todos los pueblos del mundo tendrán que agradecer a Mussolini y a Hitler el haber cambiado la faz de la historia, el habernos libertado de toda esa conspiración tenebrosa a partir de la Revolución Francesa”. Editorial de la revista Timón
Los elegidos
Poco después que Hitler obtuviera plenos poderes (24 de marzo de 1933), nombró al doctor en filología alemana Paul Joseph Goebbels ministro de Ilustración Popular y Propaganda, y al brillante economista y filósofo Otto Dietrich, presidente de la poderosa Asociación de Prensa del Tercer Reich. A Goebbels el cargo le permitió hacerse del control absoluto de la prensa, la radio, el cine y todas las manifestaciones culturales para convencer al pueblo alemán de la barbarie del nazismo.
Los Juego Olímpicos de Berlín (1936) le dieron la oportunidad de mostrar, internacionalmente, su obra mediática. La cineasta Leni Riefestahl dirigió Olympia, primer largometraje filmado en unos juegos olímpicos; mismos que fueron también los primeros en ser retransmitidos por la radio y la incipiente televisión, a numerosos países.
Otto Dietrich se encargó de ejercer ejemplarmente el control sobre la prensa, mediante una subdivisión en tres partes: Prensa Alemana/Interior; Prensa Exterior, y Prensa para Revistas. De esta forma todos los periódicos estaban obligados a suscribirse a los servicios informativos del Reich.
Su hermano Arthur había replicado, desde 1938, el mismo diseño adaptado a México: Propaganda destinada a la colonia alemana, incluso naturalizados y propaganda destinada a mexicanos; publicaciones y otros medios: cine y radio. Para lo cual se valió de la agencia de noticias Transocean, dependencia del Deutsche Nachrichten Buro (DNB) subordinada al Ministerio alemán de Propaganda, que operaba desde sus oficinas en Avenida Juárez número 60.
La agencia de noticias distribuía de manera gratuita, y exclusivamente, noticias favorables al nazismo, así fueran falsas. En México, ofreció a los periódicos “la seductora posibilidad de ampliar sus textos informativos sin costo alguno, y en consecuencia lo aprovecharon todos los periódicos. En El Popular, que imprimía la Confederación de Trabajadores de México (CTM), y La Voz de México, órgano del Partido Comunista de México (PCM), logró no sólo acceso, sino hasta predominio.
Además, a los medios que más noticias publicaron les proporcionó anuncios o propaganda de empresas alemanas, de tal manera que parecía que el servicio era pagado por los periódicos. Dietrich organizó a todos los anunciantes alemanes y supervisó que todo contrato de publicidad pasara por sus manos. “Quedaba, pues, a voluntad de Dietrich, retirar de golpe todos los anuncios alemanes a un periódico y ofrecerlos a otro. Con esa formidable arma logró cada vez mayor espacio para las publicaciones oficiales de la Legación, para los editoriales aparentemente firmados por mexicanos que deseaba colocar… (incluso) logró la supresión de noticias antinazis”.
Asimismo, buscó plumas mexicanas para comprarlas y las encontró, fácilmente, en tres connotados anticomunistas: el escritor Rubén Salazar Mallén, el exsecretario de Gobernación Rafael Zubaran Capmany y en José Vasconcelos, el maestro de las Juventudes Americanas, al que nombró director de la lujosa revista Timón, Revista Continental.
Según el agente de IPS, el 80% del espacio de Timón se dedicaba a propagar las tesis alemanas y era costeada, casi en su totalidad, por la Legación Alemana que se comprometió a financiar a la revista durante sus primeros seis meses, para encarrilarla.
›“Los nazis, inclusive se permitieron el lujo de enviar a Alemania, por su cuenta, a [José] Pagés Llergo de la revista Hoy para que desde allá les escribiera reportazgos (sic) propagandísticos”, informó el agente.
Información disfrazada
La revista Timón publicó, entre el 22 de febrero y 15 de julio de 1940, 17 números y tuvo decenas de colaboradores entre los que destacaron Andrés Henestrosa, Gerardo Murillo (el Dr. Átl), Alfonso Junco, Rafael Aguayo Spencer y María Elena Sodi de Pallares.
En el editorial del número 6 de Timón (30 de marzo de 1940) “El Significado del Laicismo”, Vasconcelos escribió:
“A nosotros nos impuso el laicismo el grupo poinsetista encabezado por Valentín Gómez Farías, el mismo que después con Benito Juárez, entregó el territorio de México a la economía yanqui y el alma nacional a los protestantes. Nuestro laicismo, instrumento de guerra y arma norteamericana para la disolución nacional (mediante la inacabable discordia) ... nos ha llegado como artículo de importación, averiado en la travesía”.
En “Otro Fantasma”, editorial del 13 de abril, el maestro aplaudió al Comité de Actividades Antiestadounidenses presidido por Martin Dies, por haber descubierto que fueron: “los judíos norteamericanos los que pagaron los gastos de las brigadas internacionales que desde Nueva York
fueron a España a luchar al lado de los comunistas, así como que eran también judíos los miembros más señalados de las organización de socorro en favor de la España Roja y en contra de la España Eterna… los mismos elementos, que hoy en Estados Unidos predican la ‘guerra santa’ de la democracia bancaria internacional, contra el totalitarismo libertador de Hitler y Musolini… el pueblo mexicano puedo ser en gran parte germanófilo y creemos que en efecto lo es, pero lo es precisamente porque ve en la ruptura del orden internacional una liberación…[…]
Alemania triunfará en la guerra”.
Los mexicanos que leían Timón se enteraban que el desarrollo científico y tecnológico de Alemania era superior a cualquier otro y recibían información puntual del Tercer Reich disfrazada de noticias. Porque: “todos los pueblos del mundo tendrán que agradecer a Mussolini y a Hitler el haber cambiado la faz de la historia, el habernos libertado de toda esa conspiración tenebrosa que a partir de la Revolución Francesa fue otorgando el dominio del mundo a los imperios que adoptaron la Reforma en religión, la engañifa de liberalismo en política. Un liberalismo que les dio, nos dio a todos, como tumor el capitalismo”.
›Planas completas de publicidad de empresas como Nivea, Madame Lys, El Almacén de la Dama Chic, Bayer, Polvos Tabú, El Puerto de Liverpool, EL Centro Mercantil, Madame Dubarry y Sanborns se anunciaron en Timón.
La revista lo mismo cuestionó la neutralidad de México al inicio de la Segunda Guerra Mundial, que criticó el decline de la fiesta del Viernes de Dolores en el barrio de Santa Anita de la Ciudad de México y hasta aprovechó la fiesta de las amapolas para señalar que en 1910 en ese mismo lugar se celebraron regatas e incluyó una fotografía con los triunfadores de ese año: E. Matthies., G. Stahlust y C., Stein, todos pertenecientes a la honorable colonia alemana.
A ese grado fue efectiva la labor de Dietrich. El agente Erwin Friedeberg alertó al jefe de la Oficina de Información Política que antes de comenzar la guerra, toda la prensa independiente mexicana se encontraba al servicio del aparato nazi. “Sólo a mediados de 1939 los antinazis lograron una organización similar a la de Dietrich, es decir, a base de anuncios: el servicio inglés organizó a gran número de anunciantes ingleses, franceses, americanos, así como judíos de diferentes nacionalidades, en un bloque destinado a contrarrestar el bloque de anunciantes nazis, pero nunca tuvo la solidez del alemán, sencillamente porque sin el medio ‘persuasivo’ del terrorismo es posible impedir la acción individual”.
Dietrich, hábilmente, aprovechó doblemente la propaganda antiimperialista de la Legación Alemana: abrió el camino de la prensa proletaria de México a través del redactor del periódico El Popular y criticó abiertamente al capitalismo yanqui.
Finalmente, el agentes PS-10 dejó una importante reflexión que tendría que ocuparnos y preocuparnos en el presente: “mucho se afirma que hubo subsidios directos del servicio nazi para los periódicos”. Pero, sólo se conoce una prueba testimonial y ninguna documental.
*Maestra en Historia y alumna del doctorado en Estudios Históricos de la UAEM.