Toro. Buena adición a la escena culinaria de Santa Fe

29 de Abril de 2025

Ana Saldaña

Toro. Buena adición a la escena culinaria de Santa Fe

ana saldana

En lo que anteriormente se conocía como el Olives de Todd English en Park Plaza en Santa Fe, ahora abrieron Toro, que forma parte del grupo de restaurantes del Chef mexicano Richard Sandoval. El grupo es impresionante: cuenta con más de 40 conceptos distribuidos por todo el mundo, desde los Estados Unidos (Arizona, California, Colorado, Florida, Nevada, Nueva York, Virginia y Washington), hasta Dubái, Hong Kong, Tokio, Qatar, Serbia y México, en donde después de haber incursionado en la Ciudad de México con Pámpano y cerrado, en los últimos años se habían enfocado mucho más en destinos de playa como Punta de Mita, Playa del Carmen y Cabo San Lucas.

Justo Toro, es un concepto que cuenta con sucursales en Scottsdale, Miami, Dubái, Tokio, Cabo San Lucas, Qatar y Serbia. Con sus variaciones y tropicalizaciones regionales, la marca, ofrece comida Pan-Latina, que fusiona cocina Sudamericana, Japonesa, China y claro Mexicana. El lugar en Santa Fe, es muy agradable. La decoración me transportó a Arizona, con un concepto “southwestern” combinado con acentos modernos de colores azules turquesas y rosas, cactáceas y cerámica, lo cual confieso se me hizo un poco extraño estando en México. En la terraza las mesas tienen de vista un pequeño huerto con hierbas comestibles que se utilizan para las preparaciones del lugar.

Cuando uno repasa la carta, hay para todos los gustos, aunque no por eso es extensa, sino que es evidente que los ingredientes se desdoblan en distintas preparaciones. Desde piezas de sushi, una sección de “raw bar”, así como muchas preparaciones del mar y hasta cortes de carnes respetables para los más carnívoros.

Para empezar, pedí un coctel del día inspirado en los tacos al pastor, con mezcal, piña, naranja y cilantro. Estaba muy fresco y resultó ideal para abrir el apetito. También llegó a la mesa una canasta con pan elaborado en casa y un tipo Baba Ganoush preparado con berenjena rostizada, que no pude dejar de parar de comer de lo bueno que estaba.

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De entradas pedimos al centro un anticucho peruano de pulpo y el ceviche caliente. El anticucho era una fusión de las brochetas tailandesas asadas, conocidas como “satay”, sin el coco, pero con el cacahuate, montadas como los tradicionales peruanos sobre papas rostizadas, combinadas con el picor tan especial del chile habanero. El ceviche caliente, resultó un platillo súper diferente y divertido, elaborado con pescado blanco y vegetales cubiertos con un ligero y crujiente témpura, acompañado con cebolla morada, camote rostizado y la tradicional leche de tigre preparada con limón y fumet de pescado. Ambos platillos estaban fenomenalmente ejecutados y buenísimos. Los volvería a pedir con los ojos cerrados, sobre todo el ceviche. Sin embargo, si tuviera que hacerte una recomendación, sería pedir que te los sirvan escalonados, ya que nos los trajeron al mismo tiempo y un platillo competía con el otro. Lo ideal, desde mi punto de vista muy personal, habría sido dejarle a cada platillo espacio para que cada uno brillara por sí solo.

Después de segundo tiempo pedí el pescado zarandeado, que venía acompañado de abundantes guarniciones que incluían un arroz jazmín cocinado a la perfección con aguacate, una ensalada de chayote rallado y tortillas hechas a mano. Mi acompañante pidió el escolar con miso chipotle y espárragos y daikon a la parrilla. Ambos platillos estaban muy buenos, cocinados a la perfección, jugosos, con pescado súper fresco y con un balance de sabor fenomenal. Sin embargo, se me hizo pobre el platillo del escolar, ya que, en comparación al pescado zarandeado, se veía muy solito sin guarniciones.

La carta de vinos es variada, sin embargo, se me hizo que está mucho más cargada hacia el vino tinto que blanco. Esto me sorprendió, ya que uno esperaría con una carta tan cargada hacía el marisco, más vinos para maridar. Tanto los platillos como los vinos están en un rango de precio alto, pero bueno también es entendible por el lugar en donde se ubica. Si tuviera una crítica importante sería el servicio, que resultó despistado, por veces ausente y atropellado. Sin embargo, ni el servicio pudo opacar a la comida, tan perfectamente ejecutada, divertida y creativa.

Ya después de tanta comida, no llegué al postre, por lo que te debo la reseña. Confieso que cuando llegué al lugar tenía duda si en serio comería bien, sobre todo porque luego cuando el Chef pone la firma pero no está presente, desafortunadamente muchas veces con el solo nombre no se puede garantizar la calidad. Sin embargo, la experiencia me impresionó. Todo en la cocina funcionó como relojito y mostraba un cuidado excepcional desde la selección de los ingredientes, hasta su preparación. Pasé una tarde muy agradable y quedé invitada a regresar. Recomiendo ampliamente Toro para los que aún seguimos en la ciudad, porque, aunque sea por una tarde, su oferta gastronómica te hará viajar a través de los sabores a lugares lejanos.

Espero que tengas un fabuloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!

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Toro- Santa Fe

Javier Barros Sierra 540 Santa Fe 01219 Ciudad de México

Tel. 5292-4688

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