Aunque la guerra entre Rusia y Ucrania continúa, para los precios del petróleo dejó de ser un catalizador para aumentarlos, ya que las expectativas cada vez mayores de una recesión global están sobre la mesa y ello desanima al mercado y, por consecuencia, la demanda.
Los indicadores industriales y de crecimiento económico de China reflejan una brutal desaceleración, y ello es un factor de gran influencia para que los precios estén declinando. Además de otras medidas como la liberación de un millón de barriles por día de las reservas estratégicas de Estados Unidos al mercado doméstico.
Pese a que las proyecciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) son de que aumente el consumo de crudo para el último trimestre del año y este continúe aumentando en el siguiente, los indicadores económicos de los mayores consumidores, Estados Unidos y China, muestran un debilitamiento que podría arrastrar al resto de los países que son parte de la cadena productiva, pero también a los compradores.
Números del comercio global indican que se pierde velocidad, el precio de los contenedores ha caído abruptamente, señales que deben de considerar las industrias y las economías ante lo que se ve en el mediano plazo.
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El barril del crudo West Texas Intermediate (WTI), que es operado en el mercado de Nueva York cayó a un mínimo de ocho meses a los 79.43 dólares el barril. En la jornada perdió 4.86% o 4.06 dólares.
El crudo Brent, el que es negociado en Londres y referente para Europa, se desbalagó 4.10%, para cerrar en los 86.75 dólares el barril, un mínimo desde el 17 de febrero de este año, por lo que ambos productos ya perdieron el empuje de la guerra entre Ucrania y Rusia.
Durante la parte más álgida de la guerra euroasiática, el barril de petróleo se elevó hasta los 130 dólares, un precio no alcanzado desde 2008.
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