En un nuevo mínimo para el dólar contra el peso en casi tres años, el billete verde cerró operaciones este martes en las 18.6553 unidades, el menor nivel desde el 19 de febrero de 2020, o su mejor registro para la moneda mexicana en dicho lapso.
El peso abrió la segunda sesión de la semana con una leve depreciación, pero que se revirtió y amplió su apreciación a lo largo de las operaciones. Pese a que el dólar mostró fortaleza contra una canasta de seis divisas (euro, libra esterlina, yen japonés, franco suizo y corona sueca) y ganó 0.18 %, el peso dió batalla y se revalorizó en la jornada un 0.62 %.
En el balance de la divisa azteca, influyó de sobremanera el desempeño de los precios del petróleo que tuvieron un importante avance de la jornada de 2.83 % en el crudo estadounidense y de un 2.64 % en el europeo.
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La correlación del tipo de cambio mexicano y los precios del petróleo es una parte medular en los vaivenes, y ésta se acentúa cuando el dólar se acerca a su equilibrio contra el peso.
Es decir, en términos de dólares, el país puede estar recibiendo más, pero en pesos prácticamente recibe lo mismo por un barril de crudo; un equilibrio que se da en los extremos de las cotizaciones cambiarias y que mantiene un mercado con cierta estabilidad al ser un país que exporta petróleo.
Aunque en el resto de las exportaciones (manufactura, agropecuarias, minerales, etcétera) sí se tiene un impacto negativo, ya que al momento de cambiar el valor de sus mercancías en dólares a pesos, se tiene una pérdida cambiaria que puede ser compensada con insumos de importación —ya que también pagarían menos pesos por ellas—, el problema radica en los productos que son 100 % mexicanos o que tienen un mayor costo en materiales nacionales recibieran menos.
De querer aumentar precios para continuar con el mismo ingreso en pesos, las empresas corren el riesgo de que sea desplazado su producto por uno de la competencia o uno sustituto de menor valor, lo que aumentaría la oferta y reduciría aún más su precio contrario a lo que se busca, una paradoja para los productores.
En el caso de las remesas, las familias reciben menos pesos por cada dólar, y eso podría traer dos escenarios, un aumento en los envíos de dólares para compensar, o una disminución al considerar que no vale la pena continuar mandando en las cantidades previas. A nivel de las finanzas de la nación, esto representa un decremento en la deuda externa y de los intereses.
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