Uno de los motores más importantes para la expansión del mercado interno es el consumo que ejerce el Gobierno, gasto que debe empujar a las cadenas productivas mexicanas y que trae consigo empleo.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan un magro crecimiento en la Cuarta Transformación, sólo un 0.7 % en el consumo de Gobierno. El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió una reducción en el gasto de las dependencias, aunque no ha sido del todo cierta, ya que hay un considerable aumento en el presupuesto, sin que esto haya significado una mayor demanda gubernamental de bienes y servicios, ya que el mandatario ha apostado a repartir el dinero a las bases del consumo, es decir, a las familias.
En comparación, en la administración del expresidente Enrique Peña Nieto hubo un incremento en el consumo del Gobierno de 10 %, y medido sólo el lapso similar al que lleva la Cuarta Transformación, entonces hay un crecimiento de 6.6 %, casi nueve veces a lo que ha logrado la actual gestión.
En tanto, el consumo que hacen las empresas y las familias ha avanzado en estos casi cinco años un 8.0 %, y aunque parece un gran logro —que ha sido por una parte debido a los apoyos sociales y las becas—, contra el mismo periodo del expresidente Peña Nieto está por debajo, ya que en igual lapso se avanzó un 8.8 %, a pesar de no contar con los programas de bienestar universales.
En toda la administración peñista, el consumo privado creció 15.8 %, siendo en el último tramo que se dio un fuerte incremento, aunque cabe recordar que entrando el mandato actual se contrajo y atravesó una pandemia, situación que no se vivió antes.
El Gobierno está obligado a administrar los recursos del país de manera óptima que permita ser combustible para la expansión económica y está probando una fórmula diferente a gestiones pasadas, pero los resultados al parecer no son tan diferentes, al menos en números.
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