Una Organización No Gubernamental (ONG) en Perú lanzó una campaña para retirar un monumento a Cristo porque representa la corrupción. El colectivo “Es Momento” acusa que su demanda responde a que la construcción de la figura fue financiada de manera conjunta por el entonces presidente Alan García y financiado por la constructora brasileña Odebrecht.
Tanto el expresidente, quien se suicidó en abril pasado, como la empresa carioca son protagonistas de un escándalo de corrupción que ha salpicado incluso a otros tres funcionarios.
El Cristo del Pacífico fue inaugurado el 29 de junio de 2011 sobre una colina de Chorrillos, en la costa del sur de Lima.
(Pedimos) retirar el monumento Cristo del Pacífico, llamado ‘Cristo de lo robado o Cristo de Odebrecht’, porque es un símbolo de la corrupción, que fue donado por Marcelo Odebrecht” a Alan García, dice a la AFP Cristhian Rojas, líder del colectivo “Es Momento”.
“Es imposible que éste se mantenga como parte del espacio público de la ciudad”, asegura el activista.
La ONG envió al gobierno su solicitud de retirar el monumento un mes después del suicidio de García, quien se disparó en la sien el 17 de abril cuando iba a ser detenido en el marco de una investigación acusado de recibir dádivas de Odebrecht.
El gobierno “no cuenta con recursos suficientes para solventar los gastos que demandaría el desmontaje y traslado del monumento”, dice un oficio enviado el 10 de julio por la Presidencia del Consejo de Ministros a la ONG.
Desde que Odebrecht se volvió sinónimo de corrupción en Perú, el monumento es una piedra en el zapato del gobierno. La empresa admitió que pagó millonarios sobornos para ganar obras públicas bajo diversos gobiernos, incluido el segundo de García (2006-2011).
De acrílico y concreto, el monumento de 37 metros de altura costó 800 mil dólares. Fue financiado mayoritariamente por Odebrecht y García aportó 30 mil dólares.
“Es un Cristo similar al de Corcovado al que he denominado Cristo del Pacífico. Congregué un grupo de amigos y empresas y también he puesto mis ahorros, porque quisiera que sea una figura que bendiga al Perú", dijo entonces García.
Cuando fue inaugurado, un mes antes de finalizar el mandato de García, la brasileña se aprestaba a poner en marcha la Línea 1 del Metro de Lima, obra por la que, ahora se sabe, pagó siete millones de dólares en sobornos para ganar la licitación.
Silencio de obispos
Los activistas de “Es Momento” han evitado chocar con la iglesia, en un país mayoritariamente católico y conservador.
“No es nuestra intención demolerlo o atacar el aspecto religioso del monumento, sino atacar el simbolismo de la corrupción”, enfatiza Rojas. “García utilizó una imagen religiosa para limpiar un símbolo de corrupción”.
Cuando fue instalado, el papa Benedicto XVI envió un mensaje de congratulación. A su vez, el ultraconservador cardenal peruano Juan Luis Cipriani instó a los fieles a convertirlo “en objeto de peregrinación de miles de personas”, algo que no ha ocurrido.
Pero ahora los obispos han preferido guardar silencio sobre el pedido de la ONG.