Vivir sin miedo

1 de Diciembre de 2024

Mauricio Gonzalez Lara

Vivir sin miedo

mauricio gonzalez lara

En Heart of a Dog, documental y ensayo de 2015, la artista Laurie Anderson desglosa a partir de los procesos de reflexión activados por la muerte de Lolabelle, una perrita Rat Terrier, algunos de los pasajes más dolorosos de su vida, incluidos los ataques a las Torres Gemelas, la muerte de seres queridos y un extraño accidente ocurrido en su infancia que la deja postrada en un hospital por varias semanas. Anderson cuenta que tras el 11 de septiembre de 2001 decidió emigrar por un tiempo a California, donde le gustaba pasear con su perra en las colinas. La tranquilidad no duró mucho. Cada vez que emprendían la subida, un halcón comenzaba a sobrevolarlas en circunferencia a unos cuantos metros. Lolabelle intuía que ese sobrevuelo era el análisis previo del halcón para decidir si valía la pena cazarla. La perra empezó a otear el panorama de manera distinta, tratando de cubrir con la mirada 180 grados de realidad por los que nunca antes se había preocupado. Anderson narra que cuando regresó a Nueva York, la ansiedad y el miedo en los ojos de habitantes de la Gran Manzana le recordaban al estado de alerta permanente de Lolabelle. Al igual que su perra, jamás volvieron a ver el cielo como antes. “Vaya experiencia vivir con miedo, ¿no crees? Eso es lo que significa ser un esclavo”, le dice Roy (Rutger Hauer) a Deckard (Harrison Ford), el policía que lo ha perseguido para darle fin, justo antes de morir, libre y en paz, en la azotea de un edificio. Roy hermana con su verdugo porque comprende que toda vida, por corta e injusta que sea, merece ser preservada. La película, desde luego, es Blade Runner (Ridley Scott, 1982), otra cinta que viene a la mente en estos días. Antes del 19 de septiembre, vivir con miedo en la Ciudad de México resultaba relativamente sencillo. Siempre hemos estado al punto del colapso, pero la administración de Miguel Mancera ha llevado las cosas al límite: en el primer trimestre de este año se denunciaron 23 mil 400 asaltos de todo tipo, casi 260 nuevos robos a diario. La violencia está por todos lados y por momentos parece incontrolable. Sin sismos o tragedias de por medio, algunos espacios públicos lucen degradados y peligrosos, casi distópicos, como el Sistema de Transporte Colectivo Metro o varias colonias donde el alumbrado público es casi inexistente. La ciudad ya asemejaba una zona de combate repleta de hoyos y obras sin conclusión antes del sismo. Hoy, vista con los ojos del miedo y la ansiedad, no extraña que muchos sientan que viven en un lugar envenenado, donde el apocalipsis ya sucedió. De acuerdo con El libro tibetano de los muertos —o mejor expresado, de acuerdo con la interpretación de Laurie Anderson de esa obra—, tras fallecer todas las criaturas, pasan 49 días en el “bardo”, un estadio intermedio donde la memoria se disuelve para dar paso a una nueva conciencia que les permita entrar a otro ciclo de vida. En un inicio, los habitantes del “bardo” no se dan cuenta de que están muertos, por lo que repiten los procesos cotidianos de su vida pasada hasta que la fragmentación mental barre con las imágenes y sensaciones que daban fe de su existencia. En un momento clave de Heart of a Dog acompañamos a Lolabelle, la perrita de Laurie Anderson en su viaje por el “bardo”. El pasaje es portentoso: un flujo de conciencia que desemboca en muerte, memoria y amor, sobre todo amor. Heart of a dog es el “bardo” de Laurie Anderson, un espacio mental en el que enfrenta recuerdos con el dolor de la pérdida para seguir adelante. Una vez que la ciudad sepulte a sus muertos y atraviese su “bardo”, el reto será activar un nuevo ciclo que no sólo permita superar los daños provocados por el sismo, sino que le ayude a erradicar las fuerzas que la han vapuleado todos estos años. Esa es la única manera efectiva de combatir el miedo. Lo demás, me temo, son porras y buenos deseos. @mauroforever