Verde que te quiero verde

30 de Marzo de 2025

Mauricio Gonzalez Lara

Verde que te quiero verde

mauricio gonzalez lara

El 31 de mayo, apenas unas cuantas horas antes de que Donald Trump anunciara la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, se firmó la “Declaración a favor del financiamiento de bonos verdes en México”. De manera voluntaria, 57 inversionistas institucionales con una importante participación en el mercado de deuda (y que en conjunto administran 4 billones de pesos en activos), reconocieron en el documento que el cambio climático representa un importante riesgo para la sociedad y las inversiones que realizan en nombre de sus clientes y beneficiarios. AFORES, compañías de seguros, banca de desarrollo y operadoras de fondos de inversión establecieron que la respuesta al cambio climático requiere de grandes inversiones en sectores como energía renovable, transporte bajo en carbono, infraestructura para agua y desechos, construcción sustentable y eficiencia energética. El documento fue impulsado por Climate Bonds Initiative, Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y MÉXICO2, y alienta a las autoridades de gobierno y del sector financiero a considerar políticas públicas, reglamentos, mitigación de riesgos y mecanismos que apoyen el desarrollo del mercado local de bonos verdes. Como señaló Javier Bernal Stoopen, consejero general del Consejo Consultivo de Finanzas Climáticas, órgano que impulsa el mercado de bonos verdes, México es la quinta economía emergente más importante del Orbe (tras China, Brasil, Rusia e India), por lo que este pronunciamiento refleja madurez y responsabilidad en la gestión de portafolios para mitigar riesgos. Un bono verde es un instrumento de deuda en los mercados financieros. Lo que diferencia a un bono verde es el compromiso por parte de la emisora de canalizar los fondos recaudados sólo a proyectos que produzcan un efecto positivo sobre el cambio climático, tanto en proyectos de energía renovable como de eficiencia energética. Con frecuencia se confunde a los bonos verdes con los cada vez más desacreditados bonos de carbono. La diferencia es clara. Un bono verde es un instrumento financiero de deuda, mientras que el segundo es un certificado que registra una reducción de la huella de carbono. El mal nombrado bono de carbono es realmente un crédito que certifica una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. No hay una autoridad reguladora oficial que acredite a un bono como verde. El primer bono verde mexicano fue emitido por Nacional Financiera en octubre de 2015. El valor de la transacción fue de 500 millones de dólares a un plazo de cinco años y un rendimiento al vencer de 3.41%. La transacción registró una demanda por un monto superior a 2 mil 500 millones de dólares. En 2016, Nacional Financiera colocó el primer bono verde en pesos por 2 mil millones a un plazo de siete años y una tasa de 6.05%, con una sobredemanda de 2.92. El Gobierno de Ciudad de México emitió un bono verde en BMV en diciembre de 2016. El monto de la emisión fue de mil millones de pesos a un plazo de cinco años con vencimiento en 2021. La emisión registró una sobredemanda de 2.5 veces el monto convocado. El aspecto atractivo de un bono verde no está en las tasas, sino en la reputación y el branding. Un bono verde brinda una oportunidad para mandar una señal fuerte de que la emisora es una empresa que piensa estratégicamente y en el largo plazo. Eso resulta en una situación donde se puede incluir a inversionistas fuera de los jugadores usuales y atraer a actores más selectos. Después de todo, invertir en esta clase de bonos ya no es una cuestión de altruismo, sino de estricta supervivencia.

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