1.
Las elecciones debieran servir para definir certezas y futuros, buenos futuros aunque no siempre resulta así. La teoría señala a los procesos electorales como veneros para ventilar agendas y elegir buenos gobernantes y representantes en la democracia representativa, y hasta para castigar o premiar la gestión pública ratificando o desechando según sea el caso. Lo cierto es que en los procesos electorales es cuando se ponderan las virtudes políticas o los defectos de quienes aspiran a ocupar cargos públicos. Bajo ciertas condiciones, las elecciones proveen estabilidad, certidumbre y gobernabilidad democrática, basada ésta en la legalidad, legitimidad y consenso proveniente de comicios libres y justos. La gobernabilidad autoritaria también es posible, pero al provenir de la usurpación, hace de la cooptación y la represión sus mejores recursos.
2.
Veamos algunos casos. En Francia, por ejemplo, el presidente Emmanuel Macron logró una cómoda reelección ante Marine Le Pen, debiendo ahora obtener una mayoría parlamentaria para gobernar conforme al diseño del régimen político francés en el cual el poder se divide entre la Presidencia y la Asamblea Nacional, en ésta última mediante un Primer Ministro para el gobierno interior que resulta al conformarse la mayoría parlamentaria. Las elecciones presidenciales (primera y segunda vuelta) tuvieron lugar en abril pasado, en tanto que las elecciones legislativas lo serán el 12 y 19 de junio, primera y segunda vueltas, respectivamente. Muy probablemente habrá de configurarse un gobierno de coalición o una cohabitación, dependiendo de cómo se definan las tendencias que, al momento, parecieran anticipar un equilibrio entre la agrupación del Presidente Macron y la coalición de izquierdas de Jean Luc Mélenchon, perfilando matices sociales a la permanencia de Francia en el contexto de la Unión Europea.
3.
En Colombia, las elecciones presidenciales realizadas apenas el domingo pasado definieron la primera vuelta para el candidato de izquierdas Gustavo Petro, ante el empresario Roberto Hernández, derrotando ambos al oficialismo representado por Federico Gutiérrez; la segunda vuelta habrá de realizarse el 19 de junio, en una proyección muy favorable para la opción del Pacto Histórico encabezado por Petro. Nada fácil será en una Colombia muy polarizada y con grandes brechas sociales el llevar a la práctica un gobierno progresista, pero no será imposible si obtiene la base política y social que un buen resultado electoral siempre provee.
4.
En México, el domingo 5 de junio habrá elecciones en seis entidades del país, en donde nuevamente una sólida y confiable organización electoral hará posible conocer los resultados al concluir la jornada, proveyendo certidumbre y legalidad a los diferentes procesos, controvertidos unos y polarizados otros, registrados en Oaxaca, Durango, Aguascalientes, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo. Las mediciones electorales dan testimonio de la altísima competitividad alcanzada, como también del rigor y salud de nuestra democracia para hacer del voto el elemento central y definitorio en las definiciones políticas.
5.
En Estados Unidos, el 8 de noviembre próximo habrá elecciones intermedias, estando en juego la totalidad de la Cámara de Representantes, el tercio dominante del Senado (34 bancas) y gobernadores en 36 estados. Es claro lo que habrá de dirimirse en un país aún polarizado por el golpismo de Trump y las enormes dificultades del presidente estadounidense, Joe Biden, para motivar en los electores el refrendo a su gestión. Con una inflación cercana al 8%, la más alta en décadas, la economía estadounidense se desacelera y podría enfrentar una recesión hacia finales del año como consecuencia de las políticas de la Reserva Federal para enfriar los riesgos. Con los republicanos al asalto, de no acontecer un milagro es muy probable que los demócratas pierdan posiciones y un incontenible Trump torne presto por la revancha.
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