1.
Finalmente, el inefable expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está cosechando lo que tan bien sembró con sus políticas de odio, división, segregación y antagonismo sin fin. A él bien se aplica aquél adagio de “siembra vientos y cosecharás tempestades”. Sembró discordia, falacias, engaños, fraudes, agresiones y maquinaciones, todas perfecta e increíblemente documentadas, y así consiguió manipular, obstruir y frenar la acción de la justicia, apelando todo el tiempo
al manejo de la postverdad y a la reconstrucción de realidades con base en la repetición incesante de teorías y datos falsos, los famosos fake news.
2.
Apoyándose en la fidelidad cómplice de una buena parte del establishment republicano y sobre una base de seguidores también fieles en el electorado más conservador y depauperado de los Estados Unidos, ubicado en zonas rurales, industriales o en ciudades medias afectadas por el cambio industrial y tecnológico, logró evitar el castigo por la injerencia rusa con la que obtuvo los votos electorales suficientes para vencer a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016; pudo evitar los juicios políticos por abuso de poder al chantajear al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky para involucrar a Hunter Biden, hijo de su principal contrincante, en tramas de corrupción a cambio de descongelar 400 millones de dólares en ayuda militar; así como eludir un segundo juicio político por incitación a la rebelión y obstrucción al Congreso. En ambos casos, apoyado en la complicidad de los senadores republicanos, Trump fue absuelto con votaciones de 48 a 52 y 47 a 53 de un total de 100 posibles, respectivamente.
3.
Pero no se ha tratado sólo de tropelías políticas. Trump también está imputado civilmente, en sendos juicios por haber realizado pagos ilegales a algunas de sus amantes, como Stormy Daniels y Karen McDougal, artista porno y chica playboy, respectivamente, y recientemente fue condenado a pagar una compensación económica por abuso sexual a la escritora Jean Carroll. Adicionalmente, la fiscalía de Nueva York le está enjuiciando por 34 cargos de alteración de documentos fiscales para trucar la situación contable de la Organización Trump y pagar menos impuestos, mostrando la escasa virtud cívica que posee.
4.
También está corriendo la investigación del fiscal especial Jack Smith sobre la incitación al motín el 6 de enero de 2020 buscando evitar la investidura del actual presidente, Joe Biden, cuando la toma del Capitolio pusiera en riesgo el orden constitucional y causara la muerte de cinco oficiales del resguardo congresional, así como un par de los intrusores. Por estos hechos, públicos y notorios, Donald Trump enfrenta cuatro cargos en la Corte federal de Washington, por los delitos de conspiración para defraudar a los Estados Unidos, obstruir un acto oficial y contra los derechos de terceros.
5.
Ahora, Trump enfrenta una nueva acusación criminal en Georgia junto con 18 coacusados, por diversos agravios para presionar, coaccionar, falsear o inducir a otros funcionarios a cometer diversos delitos electorales como inventar votos, alterar escrutinios o declarar nulidades en algunas circunscripciones en las elecciones de 2020. Los acusados podrían enfrentar penas en prisión de 5 a 20 años. Paradójicamente, aún tratándose de un pillo de siete suelas, la Constitución de los Estados Unidos no limita las posibilidades de quien se presume inocente hasta que se demuestre lo contrario, por lo que podríamos estar ante un caso insólito en donde las primarias republicanas las gane un aspirante sometido a varios juicios y, peor aún, que pudiera ganar las elecciones presidenciales el 5 de noviembre de 2024 aún siendo condenado, con lo que aplicaría el perdón presidencial a su favor. Por lo pronto, los escándalos judiciales nutren su campaña, en tanto sucede que la justicia actúe o la democracia elimine esta posibilidad y los ciudadanos rechacen la reelección de tal demonio público.
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