1.
A un año de la cruenta invasión a Ucrania, cuyo destino manifiesto recorre Rusia un golpe de propaganda para sostener la escalada: recuperar los territorios históricos y detener a Occidente, dice el presidente Vladimir Putin. Consecuente, el canciller Sergei Lavrov precisó ante la Duma o Parlamento ruso el propósito de su país para acabar con el monopolio occidental basado en intereses egoístas que no toman en cuenta el principio de equilibrio de intereses. ¿Cuáles intereses? Los de Rusia, por supuesto, en una pretendida alianza con China para crear un orden mundial alternativo en el cual las distintas potencias se reparten el orbe en zonas de sumisión y control, que es el tal equilibrio de intereses. En este sentido, prosigue Lavrov, el marco de convivencia internacional debería basarse en el equilibrio de intereses, reinterpretando la Carta de la ONU a partir de la igualdad soberana de todos los Estados. Como nota al margen, es de observarse la contradicción de términos, pues el principio de equilibrio de intereses es claramente contrario al de igualdad soberana de los Estados.
2.
Heroica y estoicamente, Ucrania está de pie y sostiene su independencia, en tanto que Rusia ahora enfrenta el consenso europeo y a la OTAN, al costo de 130 mil soldados rusos y quizá 100 mil ucranianos caídos en defensa de su patria, nueve millones de desplazados, cinco de ellos prácticamente deportados a los Urales, además del colapso de la infraestructura en el Donbás y el impacto en los mercados globales de alimentos y energéticos, todo ello estimado en pérdidas por 900 mil millones de euros. La guerra en Ucrania apunta a prolongarse hasta que el desgaste o una negociación internacional logren el cierre de las hostilidades. En el momento actual, con las dirigencias empecinadas en el conflicto, ni Rusia ni Ucrania ceden en los propósitos territoriales, una buscando quedarse con el Donbás y Crimea, la otra defendiendo legítimamente su integridad territorial.
3.
Con el rearme de Ucrania y el desplazamiento de más tropas y equipos rusos, es de esperar en lo inmediato el escalamiento de la guerra buscando mejores condiciones para una eventual negociación. El canciller Lavrov ha sido claro al denunciar a Occidente, encabezado por Estados Unidos, de pretender el colapso de Rusia mediante una guerra híbrida total utilizando a los radicales ucranianos como ariete. Tal guerra, dice, no es sólo para derrotar a Rusia en el campo de batalla, destruyendo su economía, sino también para convertirla en una especie de país paria.
4.
Y es ahí donde Lavrov devela el núcleo de la estrategia rusa: plantear como alternativa al núcleo occidental, una alianza entre Rusia y China. “Junto con nuestros amigos chinos, estamos trabajando para fortalecer la asociación estratégica bilateral en un nivel sin precedentes en la historia. El vínculo entre Moscú y Beijing sienta los fundamentos de la arquitectura policéntrica emergente y sirve como factor de equilibrio y estabilización en los asuntos mundiales”. Además, este eje pretendef extender tal asociación estratégica a los países BRICS (Brasil, India y Sudáfrica) además de Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Turquía, Arabia Saudita y otros países.
5.
Es decir, el alter mundo propuesto es sustituir el actual orden internacional basado en la Carta de las Naciones Unidas y el principio de equilibrio de poderes, por otro en el cual un eje Moscú-Beijing asumiría el equilibrio de intereses, regido con mano de hierro a la usanza oriental, en donde libertades y derechos resultan prescindibles en razón de la voluntad de oligarquías corruptas y liderazgos absolutos y totalitarios. ¿Es en serio? Vaya forma de plantear el dilema de las democracias frente al totalitarismo. ¿Ese otro mundo de Putin y de Xi es la nueva Utopía esperada por la Humanidad? Para fortuna no parece sostenible, pero estará en el centro de los conflictos y ajustes por venir.