1.
Las cosas suelen presentarse mejor de lo que podrían estar. Tal afirmación parece una contradicción de términos, pero refleja en mucho la situación actual, plagada de tensiones y de problemas concurrentes con efectos impredecibles –“permacrisis” le llaman en The Economist–, sobre todo después de tres años de pandemia, dislocaciones económicas y conflictos militares. Con la reciente reunión trilateral de los países de América del Norte, juntos por la geografía pero sobre todo en virtud de un Acuerdo comercial negociado para ser replanteado cada cinco años mediante una cláusula sunset (o de apagado) que se cumplirá en 2025, se ha mostrado el propósito estratégico de los firmantes para mantenerse juntos y prosperar a un ritmo aceptable, siempre y cuando se cumplan los términos.
2.
El Acuerdo Comercial para Estados Unidos, México y Canadá establece reglas y procedimientos que todos deben acatar, cuyas diferencias deben resolverse mediante mecanismos establecidos o bien, enfrentar sanciones también previstas en el clausulado. En este sentido, más allá de la cordialidad o diplomacia con la que se conducen los gobernantes, los intercambios y las controversias suceden conforme a los mecanismos convenidos. Hasta el momento, una controversia sobre interpretación de las reglas de origen en el sector automotriz se ha resuelto en sentido favorable a México y Canadá, estando por dirimir otras sobre la industria eléctrica, su integración y las energías renovables, y una más sobre productos agrícolas, señaladamente el caso del maíz transgénico, el cual México propone destinar para usos ganaderos o industriales, no así para el consumo humano. La disposición de los tres países apunta a encontrar soluciones y proseguir con la integración de una de las regiones económicas y productivas con mejor perfil y productividad en el mundo, fortalecida por la necesidad de acercar las cadenas de suministro y de abastecimiento a los centros de producción y consumo, reduciendo la incertidumbre y la inseguridad causadas por la geopolítica, la guerra fría o simplemente la guerra, como es la invasión rusa a Ucrania. Es por ello, se dice, que en tanto el mundo se desacelera o entra en recesión, México, al amparo del acuerdo trilateral podría tener mejores resultados que muchos otros países.
3.
Pero más allá de lo local, la economía global aún la tiene difícil y 2023 será otro año de bajo crecimiento e inflación elevada. En general, se está transitando a una era más complicada en la cual las tasas de interés y la inflación seguirán altas, las tensiones geopolíticas serán grandes y las incertidumbres más pronunciadas. Tal es el mensaje planteado en el encuentro anual de la Asociación Económica Americana por Larry Summers, ex Secretario del Tesoro de Estados Unidos, al advertir de otros peligros por venir como son la intensificación de la rivalidad sino-americana y las explosiones de deuda de países y corporaciones que podrían presentarse pronto. Más aún, numerosos inversionistas sienten que no hay diferencia entre un “aterrizaje suave” o uno más fuerte, pues una recesión podría ya estarse presentando.
4-
El hecho es que los bancos centrales aún no pueden declarar el triunfo sobre la inflación sino habrán de sostener las tasas en torno al 6% este año (significa 11% en México), si bien irán suavizando el camino con incrementos paulatinamente menores. El indicador del promedio global de tasas de Bloomberg estima que se alcanzará el 6% hacia el tercer trimestre del año cerrando quizá en 5.8%, lo que es, desde luego, una tragedia para muchos países y economías.
5.
Entretanto, China reabre fronteras a pesar de la pandemia y estragos aún incuantificados y la invasión rusa en Ucrania pareciera estancarse en búsqueda de una salida negociada y aceptable para todas las partes, lo que de alguna manera recuerda la amarga situación de Corea, dividida por un armisticio vigente desde 1953.