1.
Finalmente, el expresidente estadounidense Donald Trump ha sido imputado de un posible delito, felonía, por un Gran Jurado de Nueva York, el cual tras ponderar las pruebas y hechos puestos a su consideración por el fiscal Alvin Bragg decidió dar curso al proceso judicial consecuente. En un sistema judicial en el que la presunción de inocencia es siempre válida, el imputado se presentó ante la Corte en un gran show mediático previo a la campaña presidencial de 2024, en la que, por increíble que parezca, es un serio aspirante a la nominación republicana.
2.
Ave de tempestades, Donald Trump ha enfrentado varios intentos por enjuiciarlo a los que ha sobrevivido por un pacto de complicidad traducido en respaldo cuasi incondicional del Partido Republicano. Cuando enfrentó los intentos de juicio político en su contra por presionar indebidamente al presidente ucraniano Volodimir Zelenzki condicionando la ayuda estadounidense para enfrentar a Rusia en los meses previos a la invasión, la mayoría republicana en el Senado desestimó los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso el 5 de febrero de 2020 y negó el impeachment, imposibilitando inclusive que testigos clave como el consejero de Seguridad Nacional John Bolton rindieran testimonio.
3.
En un segundo proceso, impulsado por Nancy Pelosi, se intentó someterlo al juicio político por su incitación a la insurrección el 6 de enero de 2020, cuando una turba de sus partidarios tomó violentamente el Capitolio buscando descarrilar el colegio electoral que contaría y formalizaría los votos. No obstante ser públicas y evidentes las maniobras de Trump para escatimar los votos y forzar una crisis constitucional que reventara la transición ordenada del gobierno, nuevamente operó en el Senado la lógica de la complicidad republicana y otra vez el imputado la libró al no alcanzarse la mayoría calificada requerida de 2/3, es decir 67 sufragios, no obstante 57 congresistas votaron a favor de la condena y sólo 43 en contra. El senador republicano y entonces líder de la mayoría, Mitch McConnel concluiría que era el momento de cerrar heridas y evitar la división del país, algo que el incipiente gobierno de Biden debió aceptar como moneda de cambio para arrancar su gestión.
4.
En otro terreno Trump ha debido enfrentar procesos por abusos, falsedad y corrupción, de los que ha podido escabullirse si bien no librarse del todo. La Organización Trump resultó culpable de fraude fiscal al alterar la valuación de activos para obtener créditos y pagar reducidos impuestos, pero la multa impuesta por 1.6 millones de dólares le resultó barata al evitarle mayores complicaciones, sobre todo con sus declaraciones fiscales en las que trasciende haber declarado pérdidas y obtenido deducciones y devoluciones al amparo de toda clase de mentiras.
5.
Y ahora, al ser requerido nuevamente por la justicia por pagos indebidos a la actriz porno Stormy Daniels (sin considerar aún el caso de la exmodelo de playboy, Karen McDougal en una situación similar) para ocultar relaciones extramaritales y comprar su silencio en la campaña presidencial de 2016, el inefable Mr. Trump apela al aura de la persecución política demócrata para afectar su retorno. Por lo pronto el ex Presidente imputado se declaró “no culpable” de 34 cargos que parecerían simples pero no lo son, sirviéndole el show mediático para impulsarse a la nominación republicana. A querer o no, los republicanos, incluido Ron de Santis, su principal adversario interno, han cerrado filas, pretendiendo que el juicio salte de los tribunales al spin mediático que tiende a exonerarlo. Pero es ahora o nunca, ha de prevalecer la justicia o será el cinismo, como alegoría de Mandeville en la fábula de las abejas (“vicios privados, virtudes públicas”), lo que termine imponiéndose.
