1. La publicación de la Encuesta sobre Ingreso y Gasto de los Hogares por el Inegi abrió, como ha sucedido en los últimos 30 años, la polémica sobre la situación de la pobreza y la riqueza en nuestro país, es decir, quién se apropia de los resultados de la economía, el mercado y la sociedad. Así, de golpe, el balance mueve a la indignación. Se señala que la población de menores ingresos sobrevive con un promedio de 25 pesos diarios, en tanto que el nivel de mayores ingresos lo hace con 512 pesos, es decir, 21 veces más. Subrayo que se trata de valores promedio, ello no implica la otra distorsión que se presenta, que es la concentración extrema tanto de pobreza como riqueza, en donde 10% de los mexicanos más pobres son los que subsisten con 25 pesos diarios (12.3 millones de personas en 3.3 millones de hogares). 2. El rostro de la desigualdad se muestra claramente en el balance general con 30% de hogares con menores ingresos participan de 9% del ingreso nacional, en tanto que el 30% de hogares con mayores ingresos, tan sólo unas 300 mil familias, disponen del 63.3% del total del ingreso nacional. En contraste, en el lado de lo destacable, se subraya que el ingreso en los hogares mexicanos creció en el lapso que se informa (entre 2014 y 2016). En realidad, el promedio porcentual de ingreso corriente por hogar creció sólo 2.1% en términos reales, al pasar de 42 mil 115 pesos en 2014, a 43 mil 36 en 2016. 3. Por su lado, el Coneval contribuyó a la polémica que los estudiosos de la pobreza habían anticipado, quienes suponen que el cambio de metodología con la que antes se contabilizaban las carencias habría influido en los resultados. Al presentar su informe anual sobre Medición de la Pobreza para 2016, el Coneval estima que 53 millones 418 mil personas viven hoy en condiciones de pobreza, que comparado contra 2014 cuando eran 55 millones 341 mil 600 personas, representa una disminución de 1.9 por ciento. De este total, existían hace dos años 11 millones 442 mil personas en pobreza extrema;para 2016 la cifra disminuyó a nueve millones 375 mil, 18% menos, lo que es un indudable éxito de la política de combate a la pobreza. Si bien en términos relativos la pobreza habría disminuido, en términos absolutos el número de personas en situación de pobreza creció entre 2010 y 2016, en 605 mil 131 personas. No obstante que la pobreza disminuyó en el bienio, ésta reducción no alcanza a revertir el efecto generado después de la gran crisis financiera de 2009. 4. Entre las razones que redujeron la brecha en este último par de años, la disminución de la inflación generó el principal efecto (estaba promediando por debajo de 3% cuando iba bien), dato revertido por el impacto inflacionario registrado este año después de los gasolinazos que la elevará por encima de seis por ciento. Otra razón que debió haber influido habrá sido la mayor disponibilidad de empleo. El gobierno ha mostrado un incremento constante en la creación de empleos, hasta de tres millones de nuevos puestos registrados en el IMSS. Ello estaría hablando de un cambio de fondo en la cuestión de la pobreza, que ya no dependería del impacto de la política social o económica (cuántos subsidios o qué nivel de inflación hay), sino de una mayor disponibilidad de ingreso distribuible mediante el empleo a la población trabajadora. 5. Esta polémica no se resuelve ahora, pero indica cuál tiene que ser la solución de largo plazo ante el problema de la pobreza: educación suficiente y de calidad; empleo disponible y bien remunerado, y políticas públicas e infraestructura que redistribuyan bienestar (seguridad social, salud, vivienda, servicios municipales).