1.
Conforme al mensaje del V Informe Presidencial, el gobierno tiene una narrativa victoriosa: ha vencido a la pobreza, los programas sociales son exitosos y llegaron para quedarse (sin duda serán base de la campaña electoral venidera), la inseguridad está cediendo, van por un mejor sistema de salud y de educación; atrás quedaron los yerros de la pandemia y más de medio millón de mexicanos muertos por el precario sistema de salud, López-Gatell a la cabeza; lejos los casi 140 mil muertos y 110 mil desaparecidos sexenales con la violencia y la inseguridad galopantes en territorios, carreteras y ciudades; lejos tantas debacles y políticas deficientes que han desgastado al país; muy lejos el debilitamiento del Estado de Derecho y la lejanía cotidiana de la ley, incluida la electoral.
2.
En lo que viene, el proyecto de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos para 2024 es la cereza del pastel. Es el último del actual gobierno y además, el del año electoral y de transición del poder, coronado por la necesidad de estabilidad y certidumbre en un mundo por demás incierto y conflictivo. El proyecto se presenta hoy al Congreso y, como lo ha perfilado el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, el ingreso y gasto público buscarán trasladar certidumbre, estabilidad y confianza en el periodo de transición de gobierno, sosteniendo la macroeconomía y las variables relevantes de finanzas sanas, prudencia fiscal y manejo responsable de la deuda.
3.
Los principales rubros, como se perfilan, son que el presupuesto será de unos 9 billones de pesos —como comparación, la totalidad de la deuda externa del país es de 14.2 billones—. Los parámetros estiman un crecimiento estimado del PIB de 3 % este año y de 3.5 % para el próximo, una inflación descendente en torno a 4.5 %, 3 % para finales de 2024; un tipo de cambio “superpeso” de 17.50 unidades por dólar; precio del petróleo por debajo de 60, pero en realidad podría ser ajustado en torno a los 70 dólares el barril –el promedio mundial está en 84 dólares— y tasa de interés de referencia en 11.25 % tendiendo a 9.2 % a fin de año, tal como la ha sostenido el Banco de México.
4.
En lo que se refiere a la Ley de Ingresos, ésta se mantendrá en sus términos, con énfasis en cerrarle caminos a la elusión. Es de señalar que el precio de las gasolinas se mantendrá como elemento central en la recaudación, pues siguen siendo de las más caras del mundo. En Japón, país en donde no tienen petróleo, el precio del litro de gasolina es de 184 yenes, unos 1.17 euros por litro, equivalentes a… 21.40 pesos el litro, lo que ha generado fuertes críticas de la sociedad nipona. En México, país todavía petrolero, si bien con una plataforma declinante en el orden de los 1.8 millones de barriles diarios, 900 mil para exportación, el precio de la gasolina en promedio es de 24 pesos por litro, mucho más cara que en Japón. Para Ripley, el hecho de que Pemex sea mexicano y pilar de nuestra soberanía no se traduce en un mejor precio de los combustibles para los ciudadanos, promesa presidencial incumplida. Bien sabemos que el principal componente del precio de la gasolina y otros combustibles son los impuestos, siendo la gasolina un consumible inelástico al no dejarse de consumir o sustituir fácilmente.
5.
Por el lado del gasto, perfila SHCP un presupuesto inercial y clientelar, con “un gasto social sin precedentes” para alimentar los apoyos directos en pensiones a adultos mayores, becas a estudiantes, subsidios a campesinos, sembradores de vida y constructores del futuro, todo lo cual se llevará entre 600 y 700 mil millones de pesos. Es de llamar la atención que lo ahorrado con la austeridad republicana, estimado en unos 500 mil millones de pesos, tampoco ha repercutido en mejores políticas públicas, sino sobre todo, en la aplicación al gasto clientelar. Con estas previsiones, no se visualiza una transición desordenada o un mal cierre sexenal.
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