Paradojas económicas y políticas

24 de Septiembre de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Paradojas económicas y políticas

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1.

En el contexto de la reunión del G7 en Hiroshima, Japón, la posibilidad de un impago en la deuda de Estados Unidos —la más grande del mundo por encima de los 30 trillones de dólares—, sería un evento de gran impacto en la economía global. Una catástrofe, dicen los analistas del mercado, en las circunstancias actuales donde aún predomina el nerviosismo por la debilidad del sistema bancario regional. Sin embargo, los mercados no parecen estar muy nerviosos ante tal eventualidad, asimilando que se trata de una situación política entre el Congreso y la Casa Blanca, y no un problema sistémico, como lo han sido la inflación, la desaceleración del crecimiento, o podría serlo una recesión.

2.

El liderazgo estadounidense se debilitaría en el encuentro de Hiroshima y otros muy importantes que habrá en la región Asia-Pacífico de darse en un ambiente de crisis económica. Es decir, las negociaciones políticas entre el presidente Joe Biden y el liderazgo republicano en la Casa de Representantes, Kevin McCarthy, requieren evitar una turbulencia mayor en los mercados cambiarios y las cotizaciones bursátiles, evitando un mensaje de debilidad ante los aliados. Hay un riesgo de que no se logre un acuerdo, en cuyo caso el gobierno estadounidense estaría imposibilitado de cubrir sus obligaciones hasta en tanto el Congreso apruebe la elevación del techo de la deuda. En una democracia funcional, tal situación no es inédita, es propia de la división de poderes y del sistema de pesos y contrapesos que suelen tener momentos climáticos, pero en todo caso, existen los instrumentos necesarios para negociar y resolver las diferencias de posiciones entre las bancadas demócrata y republicana.

3.

Así lo entienden los mercados, por lo que no hay una estampida por esta cuestión, puesto que los puentes están abiertos y hay diálogo entre Biden y McCarthy, quienes responsablemente podrán llegar a un acuerdo bipartidista en cualquier momento de las próximas dos semanas. El gobierno de Biden pretende el incremento del techo de deuda por encima de 31.5 billones de dólares, con lo que podría sostener el programa de gasto público, incluyendo infraestructura y servicios de salud, en tanto que los republicanos, inmersos ya en la lógica electoral que se avecina, estarían buscando recortes al gasto y reducción de impuestos, entre otras concesiones.

4.

Lo que trasciende es que las conversaciones presupuestarias entre los equipos demócrata y republicano para evitar un posible impago de la deuda, están avanzando, y que los negociadores revisan las opciones que satisfagan a ambas partes, en la búsqueda de un techo de deuda aceptable. Siempre hay posibilidades, una de las cuales es que se acuerde un incremento parcial por unos meses, hacia septiembre, por ejemplo, para hacer coincidir la negociación del techo de deuda con el año fiscal y nuevo presupuesto; o bien, lograr un acuerdo para varios años, evitando que este tema se presente nuevamente durante el proceso electoral presidencial del 2024.

5.

El presidente Biden se ha mostrado optimista, considerando que “aún no se ha llegado al punto crítico, pero hay una discusión real sobre algunos cambios que todos podríamos hacer”, con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, insistiendo en que el límite es el 1 de junio, cuando el Tesoro podría quedarse sin fondos para cubrir sus obligaciones. Es decir, la perspectiva es que, estando el presidente Biden dispuesto a hacer concesiones, los mercados lean que habrá un acuerdo, y podrán seguir sobre los asuntos sistémicos que cuentan, como son la guerra en Ucrania, el proceso de desinflación —la inflación se sitúa en 4.9 % desde 9.2 % hace poco—, buscar un “aterrizaje suave” ante una expectativa de recesión estimada hoy en 65 % y no perder, desde luego, la perspectiva de crecimiento, por ahora debajo del 1 %, de una manera sustentable y sostenible, todo ello parte del G7.

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