Paradojas del poder y la democracia

29 de Noviembre de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Paradojas del poder y la democracia

1.

Xi Jingping, con más poder ahora que Mao Zedong, emerge del XX Congreso del Partido Comunista Chino como el hombre fuerte de una China cada vez más fuerte. Qué paradoja, China ha hecho de la unidad monolítica la clave para la eficacia y el crecimiento económico a cualquier costo en contraste con los países occidentales cuyas democracias previenen precisamente que hombres o mujeres demasiado poderosos prevalezcan por sobre las instituciones. Xi fue ratificado como secretario general del PCCh y jefe de la Comisión Central Militar, con lo que resultará reelecto como presidente de la República por tercera vez en las elecciones legislativas de marzo próximo. Depuró asimismo el Comité Central y colocó en todos los cargos a sus allegados; previamente, hace dos años, modificó la Constitución, facultando infinitas reelecciones.

2.

La China de Xi ha dejado atrás y parece haber trascendido los postulados de Mao, pues apoyada en un eficaz capitalismo de Estado es como disputa la hegemonía global. El Partido Comunista, casi único en su tipo, garantiza el control político al nivel de célula en las fábricas, distritos y provincias, en tanto el ejército constituye el brazo operativo para el control interno y el amenazante músculo para mostrar al exterior. Pero es la competitividad de la economía, apoyada en casi un esclavismo laboral moderno y una disciplinada élite científica y tecnológica, lo que hace la diferencia a la hora de disputar mercados o regiones.

3.

Es precisamente el desalojo de la sesión plenaria de Hu Jintao, quien precediera al propio Xi en el cargo, lo que mejor simboliza el nuevo poder absoluto de Xi Jingping: nada de lo anterior es relevante, tampoco la tolerancia es necesaria, en la búsqueda de China del lugar que disputan en el mundo. En sus discursos a lo largo de la semana, enfatizó el ascenso de China como la segunda mayor economía así como la carrera científica, tecnológica y militar que le da soporte y nuevo poderío internacional en los siguientes pasos en el sudeste asiático, el Indopacífico y ante Taiwán, reclamada como indiscutido territorio chino con derecho a controlar la isla independiente por la fuerza si fuera necesario.

4.

“Después de cuarenta años de esfuerzos incansables de reforma y apertura, hemos creado dos milagros: rápido desarrollo económico y estabilidad social de largo plazo”, dijo el también llamado “líder supremo”, al asumir el haber derrotado a la pobreza en su país y en un solo puño, también a la Covid19. Conforme a sus planes, siguiendo la antigua ruta de la seda (por el centro de Asia hasta el corazón de Europa) y de la franja (que en el siglo XV comprendía la India, Arabia y Africa) buscarán cimentar “una sociedad medianamente acomodada” para 2030 y ocupar el lugar que les corresponde como la primera economía mundial hacia 2050.

5.

En contraste, dos de las más grandes democracias en el mundo habrán de enfrentar elecciones reñidas y cruciales en los próximos días. En Brasil, el choque de trenes se da en segunda vuelta entre Jair Bolsonaro, actual presidente, y Luis Inácio “Lula” da Silva, buscando regresar al cargo tras haber estado en la cárcel imputado de corrupción. Las encuestas se cierran con Lula a la cabeza, en el orden de 49% para éste y 45% para Bolsonaro. Todo parece indicar que el domingo 30, Brasil dará un viraje hacia la izquierda en busca, dice Lula, de la felicidad perdida. En Estados Unidos, el 8 de noviembre, habrá elecciones intermedias, en las que el presidente Joe Biden juega su resto, con los momios en contra; según RealClearPolitics, los demócratas perderán la mayoría en la Casa de Representantes en tanto que, tratándose de comicios estatales y no distritales, podrían sostener la paridad que actualmente tienen en el Senado, lo que podría cambiar si, con Trump de vuelta, prevalecen las preocupaciones sobre el desempeño presidencial, la eventual recesión y la altísima inflación.

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