1.
El corolario lógico del Segundo Informe es que el país se prepara para una recuperación de gran complejidad y pronóstico reservado. El impacto de la pandemia sobre la salud, la economía y el nivel de vida ha sido inédito, no se veía por lo menos desde 1932, cuando la economía cayó 14% durante la Gran Depresión que entonces devastó el mundo. Ciertamente puede decirse que se ha tocado fondo y se ha hecho un gran esfuerzo como el presidente Andrés Manuel López Obrador señala en el Segundo Informe de Gobierno, pero aun así el PIB se reducirá entre 7 y 10% según sea la estimación, se habrá perdido un millón de empleos y 10 millones de personas incrementarán la estadística de pobreza. El valor neto de lo perdido es del orden de 1.6 billones de pesos, de los cuales al menos 500 mil millones habrán de impactar los ingresos públicos.
2.
En la agenda legislativa del tercer periodo ordinario de sesiones recién iniciado, lo relevante habrá de ser el paquete presupuestario del año próximo, considerando que el de este año habrá consumido todos los “guardaditos” disponibles en las diferentes bolsas de la hacienda pública. La SHCP anticipa que el presupuesto de 2021 será muy austero, de hecho recortado por la propia reducción del tamaño de la economía. En términos reales, considerando una inflación que podría cerrar en 4% este año, podría ser aún menor al de este castigado año. Y no hay recursos disponibles en los fondos de estabilización ni coberturas petroleras o fideicomisos, ya que habrán de ser aplicados para compensar huecos en los ingresos públicos, siendo cuando menos 395 mil millones de pesos en los primeros siete meses del año.
3.
Las bases de cálculo para elaborar el presupuesto consideran una tasa de interés de referencia entre 4.25% a 4.5%; el tipo de cambio rondará los 22.50 por dólar, el precio del barril de petróleo se ubicaría en 39 dólares, si bien la plataforma de producción estaría alrededor de un millón 800 mil barriles por día, reduciéndose el volumen de exportación en unos 100 mil barriles diarios. En la tasa de crecimiento se estima un 3.5%, que significa el inicio de la recuperación, aunque a ese ritmo tomaría por lo menos tres años recuperar lo perdido.
4.
En el horizonte se cruzan las elecciones presidenciales estadounidenses del 3 de noviembre próximo. Puede ser que no agreguen demasiado a la incertidumbre prevaleciente, pues firmado y puesto en vigor el acuerdo comercial trilateral (TMEC en español, USAMCA por sus siglas en inglés) no es de temer un impacto nocivo, pues la economía norteamericana acelerará el paso de la recuperación, catalizada por la proximidad de una vacuna y tratamiento para atajar la letalidad del coronavirus Covid-19. Las campañas, por supuesto, intensificarán el tono y las exigencias para México, siendo como lo es un influencer electoral. Los lances mediáticos irán desde los desplantes de Trump hasta el desdén o advertencias de Biden sobre una nueva relación basada en el cumplimiento de las salvaguardas ambientales y laborales exigidas por los demócratas.
5.
¿Cómo será la recuperación? Según la perspectiva del Banco de México, podría ser una “V” ligera, con una caída en 7.5%; una “V” profunda, significando 9% o bien, también probable, una “U” larga, cayendo 12.8% y de 4 a 5 años para recobrar el nivel perdido. La perspectiva de la SHCP es la “palomita” de Nike, pero también entre esos números. Recuperar los puestos de trabajo será directamente proporcional a la tasa de crecimiento, unos 100 mil puestos por punto, pero el nivel de ingreso depende de la capacidad de distribución del Estado mediante políticas públicas y del mercado, pagando salarios justos. Todo un largo camino por recorrer, pero sin guardaditos. Indudablemente nos vamos a recuperar, pero vaya esfuerzo por realizar, vaya pasos habrá que dar en un año incierto con un gran proceso electoral intermedio iniciando en México, el 7 de septiembre.