1.
Las redes sociales le compiten y fuerte a los medios tradicionales de comunicación en la gestación de opinión pública. En su más reciente encuesta, Consulta Mitofsky les otorga un 70% de confianza de la ciudadanía, situándose a la par de la credibilidad obtenida por los medios impresos, la radiodifusión y la televisión juntos, otrora fuentes indiscutibles de la información de los mexicanos.
De ahí que Andrés Manuel haya optado por apelar otra vez a las redes para ratificar tantos y tan disímbolos temas con la consulta popular y alejar la atención del manejo de una crisis de confianza como no habíamos visto hace tiempo en el país.
2.
The Economist señala cáusticamente –en el clásico sentido del “se los dije”— el adiós a la certidumbre en la economía mexicana. Esa característica indispensable en la planeación que es la predictibilidad, no se ve posible con una administración impredecible, voluntarista, empecinada en una confrontación “a cachetadas” con el neoliberalismo, o sea, con los mercados abiertos.
Dice el semanario inglés que los inversionistas cada día se atormentan al no saber lo que les depara el nuevo gobierno; que se nota una disociación entre la cabeza y el equipo, en el que se vislumbra una lucha de poderes inminente entre las varias congregaciones que lo integran y en el que hay una discrepancia entre la exigencia de estabilidad macroeconómica y la disponibilidad discrecional del gasto público que requiere una política de generosidad nacionalista.
El medio británico subraya el sube y baja de la economía mexicana con las noticias que anticipa el futuro gobierno, sin que se trate de una economía de sólido basamento como la estadounidense, donde el Presidente puede ser un bufón o un histrión y sigue el buen desempeño del país. Acá, la economía está prendida con alfileres, como en 1994, donde una crisis de confianza puede dar al traste con lo que se tiene.
3.
Durante estas semanas de octubre y noviembre el peso ha caído y las tasas de interés con las que operan las transacciones diarias han subido; ya el Banco de México ha debido incrementar la tasa de referencia al 8% si bien algunos esperaban que lo hiciera al 8.25% para recuperar algo de positividad. Aun cuando las exportaciones pudieran beneficiarse de esta devaluación, el mayor costo del financiamiento tira las ganancias.
Son tiempos ocupados, dice The Economist, para quien ni siquiera es todavía Presidente pero ha anunciado, corona, una segunda consulta popular para varios de los proyectos favoritos… donde podrá constatar el respaldo de sus seguidores, pero no la confianza de los inversionistas.
4.
Como para complicar el escenario, el mundo avanza hacia una recesión; la economía mundial se desacelera y cunden los riesgos geopolíticos. Los petroprecios, que algunos piensan podría ser la salvación de cualquier faltante en el presupuesto 2019, revelan su volatilidad y han perdido casi diez dólares no obstante la reducción dispuesta por Arabia Saudita, muy presionada por el asesinato del periodista Khashoggi, que Rusia (Putin dixit) no secundará, rondando ahora el barril los 65 dólares por unidad. ¿Cómo confiar en ingresos tan volátiles?
5.
Alemania se ha puesto negativa, en crisis política y reduciendo su crecimiento inusitadamente en -0.2% e Italia busca su Brexit con lo que la Eurozona crece en promedio sólo un magro 0.2%; Japón y China decrecen en el Lejano Oriente, los japoneses -2% en tanto que los chinos, golpeados por la guerra comercial, “sólo” crecen al 6% con una mayor intervención del banco central. Sólo los Estados Unidos crecen al tope, convertidos en el poder hegemónico del que el mundo desconfía pues, contrario al rol impulsor de la posguerra, hoy busca tomar ventaja de su enorme poderío.