Impactos del cambio climático

26 de Noviembre de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Impactos del cambio climático

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1.

Conforme la amenaza del cambio climático es evidente, el costo de las soluciones tiende a afectar, otra vez, a los países y poblaciones más vulnerables y con menor capacidad económica, científica y tecnológica para hacerle frente a este gran problema global contemporáneo. En Glasgow, Escocia, del 1 al 12 de noviembre próximo tendrá lugar la edición 26 Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP26), en donde habrán de revisarse los avances en el marco de los Acuerdos de París, así como festinar el retorno de los Estados Unidos a este marco decisorio.

2.

Pero más allá de reunirse, podría haber malas noticias para el mundo y en particular, para los países en vías de desarrollo, al ser tratados como partes y no como víctimas del intenso proceso de degradación de suelos, tierras y aguas en la era industrial y del capitalismo rampante. Ciertamente, la temperatura promedio de nuestro hogar común, el planeta Tierra, se incrementa paulatinamente hacia un horizonte considerado catastrófico si supera los 1.5 grados centígrados hacia el fin de siglo. El dislocamiento del clima en todas partes es cada vez más perceptible, los océanos se calientan a niveles increíbles de 26 ó 27 grados centígrados en zonas anteriormente de aguas frías o templadas, lo que genera intensos huracanes, largas sequías y extensos incendios, como también el deshielo de glaciares y zonas árticas y antárticas con el consecuente incremento en el nivel de los mares. Ya territorios como Maldivas, Nueva York, Florida, los Países Bajos, islas de Micronesia o las costas de Los Cabos registran pérdidas costeras y se aprestan a erigir murallas de alzada en un vano intento por resistir la subida del nivel oceánico.

3.

Sin embargo, en Glasgow las principales potencias responsables del cambio climático por la gran cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causadas por los sistemas industriales y el consumo de sociedades opulentas, presentarán los pasos para una “revolución verde” basada en energías renovables y sistemas de neutralidad de carbono o cero balance de emisiones de gases GEI. Sin duda resulta plausible el realizar tal esfuerzo, pero tales iniciativas dejan de lado la responsabilidad inherente de los perpetradores, utilizando el símil de un crimen, pues quienes causaron tal crisis son ahora quienes aparecen como salvadores, mediante una transición acelerada del uso de combustibles fósiles a otras tecnologías y energías de menor impacto ambiental, pero de indudable dependencia tecnológica y financiera.

4.

Diversos estudios muestran que si bien la descarbonización es esencial para la supervivencia humana, tal transición tendrá profundos impactos económicos y sociales. Habrá, nuevamente, un mundo de ganadores y perdedores, siendo éstos últimos la gran mayoría de países y población de la Tierra. Otra vez, tal y como ha sucedido con la crisis de la Covid-19, los países más pobres o en vías de desarrollo habrán que pagar proporcionalmente mucho más que las naciones industriales.

5.

¿A qué ir a Glasgow entonces? Pareciera que lo más sensato no es sólo sumarse al coro para llamar a la reducción de las emisiones de gases GEI, sino buscar establecer un sistema de proporcionalidades en donde quienes más contaminen y han contaminado sean los que paguen por las acciones de mitigación o remediación requeridas con urgencia. Lo ideal no es que los países industriales impongan represalias, como tarifas punitivas al comercio exterior a quienes excedan ciertos niveles de emisiones, sino considerar impuestos verdes, aplicables en los países que más emisiones y consumo tienen para financiar la transición y la recuperación de las regiones devastadas por el cambio climático. Nunca serán equiparables Estados Unidos, China, la Unión Europea y Rusia, quienes en conjunto emiten 60% de los gases GEI, que todos los demás, en donde México es responsable sólo de 2% del total.

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