Europa ante sí misma

2 de Enero de 2025

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Europa ante sí misma

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1.

Con el revuelo preelectoral en curso, suelen perderse de vista otras cuestiones de gran relevancia. En estos días, el futuro de Europa y en algún sentido, el del resto del mundo ha estado en cuestión. No es ninguna visión eurocéntrica, sino tan sólo una apreciación geopolítica, pues los países integrantes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), la alianza político-militar más grande y poderosa del planeta, se reunieron en Vilna, Lituania, para definir el sentido de la alianza y qué hacer ante los desafíos actuales y por venir.

La invasión rusa a Ucrania galvanizó la cuestión, así como el avance profundo de China hacia el centro de Asia con Irán en una lógica de pinza, ha mostrado qué tanto el arreglo multipolar dista de ser estable y predecible; de golpe se detuvo la idea de un orden global, abierto e interdependiente y se tornó a percepciones inciertas y divisivas.

2.

En una gran paradoja, no obstante los reveses rusos en el Donbás el empantanamiento del conflicto es lo más probable, agregando costos al sostenimiento de una guerra de desgaste tanto para Rusia como para Occidente. La posición de los otros poderes globales también ha cambiado, dicen varios análisis del Consejo de Estudios Internacionales editor de la revista Foreign Affairs, fortaleciéndose la alianza atlántica en lo inmediato; China habría obtenido un vasallo ruso tomando de facto el liderazgo de la vertiente autoritaria, en tanto que la Unión Europea, dados los costos asumidos, pudiera considerarse un gran perdedor del conflicto.

3.

Muchas fueron las interrogantes a responder en la reunión de Vilna; quizá como pocas veces hay tantas cuestiones que afectan la seguridad y la estabilidad occidentales, desde la adhesión de Suecia ante los vetos turco y húngaro, la integración reciente de Finlandia que añade cientos de kilómetros al contacto con Rusia; cuándo será la admisión de Ucrania y qué hacer ante el aislamiento de Rusia y el protagonismo de China, con un creciente poderío militar y económico para extender una gran muralla de acero ante sus adversarios, Xi Jinping dixit.

4.

Ante estas incertidumbres entre bloques poderosos, los países de la alianza atlántica dirimen si ésta debiera seguir siendo una federación militar o bien, constituirse en un poder global propio, cero dependiente de la habitual hegemonía estadounidense desde la posguerra. La OTAN se muestra hoy cohesionada ante una amenaza común, pero no lo está respecto de su futuro como estructura militar subordinada a otros órdenes. Es decir, debe decidir si constituirse en un poder global más, capaz de defenderse por sí mismo y también rivalizar con los otros con objetivos e intereses propios, aún cuando históricamente se ha probado que los intereses suelen ser contrarios al ideal de sociedades abiertas, democráticas y competitivas a la vez que cooperativas e interdependientes.

5.

La invasión de Rusia contra Ucrania pronto será un punto de inflexión en la historia. La guerra regresó al frente oriental europeo y reveló la creciente rivalidad entre grandes poderes, siendo manifiesto que los regímenes autoritarios desafían juntos el orden prevaleciente desde la Segunda Guerra Mundial, no obstante las dificultades internas de la tiranía rusa, incluida la rebelión de las tropas mercenarias Wagner. No bastará mantener el momentum de unidad y fortaleza con Ucrania, el desafío es ir más allá del frente europeo y extender esa cobertura al IndoPacífico para contener a China en un nuevo orden global aún por definirse. O de lo contrario, como hoy se defiende Ucrania pronto tendría que actuar en Taiwán o Corea del Sur arriesgando cada vez más una confrontación general y definitiva. Como señalara Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, lo que decida o no la alianza atlántica definirá las cosas para las próximas generaciones o un mundo desordenado podría estar planteándose con tensiones y amenazas mucho mayores de las que hubo antes.

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