1.
Finalmente, una mala cita parece haber llegado. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas afirma que la era del calentamiento global ha terminado y ahora es el tiempo de la ebullición mundial, en alusión a las oleadas de calor y eventos climáticos catastróficos que asuelan el planeta, desde precipitaciones desaforadas, huracanes y tifones, hasta sequías prolongadas y un calentamiento de los océanos superior a todas las proporciones. El cambio climático está aquí, es aterrador, dice Antonio Guterres, buscando crear conciencia sobre lo mal que se pueden poner las cosas si las medidas necesarias para contenerlo se siguen postergando.
2.
Este concepto de “ebullición global” significa, en términos políticos y de decisiones económicas, que la crisis ambiental y el efecto invernadero, esto es, la retención de calor debido a la presencia desproporcionada de gases contaminantes en la atmósfera, han llegado a un punto crítico, cercano al no retorno, provocando eventos ambientales extremos, variaciones drásticas del clima y el derretimiento acelerado de los hielos polares, la denominada criósfera.
3.
Diversas organizaciones medioambientales consideran que se ha alcanzado durante julio el promedio global más alto de temperatura desde que se iniciaron los registros, estimándose que no existe un precedente parecido en los últimos 120 mil años. Las altas temperaturas obedecen a múltiples patrones causales, pero el más evidente es la creciente emisión de gases de efecto invernadero, los temibles GEI, debido al mayor consumo de combustibles fósiles que el desarrollo industrial y económico propician. Cada año se consumen de 100 a 110 millones de barriles diarios de petrolíferos, con lo que se emiten hasta 70 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente a la atmósfera, alterando los ciclos planetarios, cuando ahora los inviernos son más cálidos que nunca y los veranos, mucho más cálidos aún. Se han registrado temperaturas superiores a 50 grados centígrados en prácticamente todos los continentes, con excepción de los polos, donde no obstante, los días de frío polar han disminuido.
4.
El secretario general de las Naciones Unidas considera que esta advertencia sobre la ebullición mundial significa que ha llegado el tiempo de actuar, es decir, aceptar la responsabilidad, sobre todo de los grandes países emisores como China, los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia e India, quienes en conjunto emiten el 65% de la totalidad de GEI, y destinar los recursos que se necesitan para remediación, mitigación y transición energética. Si de alguna forma sorprende la velocidad del cambio climático, ello debe inspirar a la acción climática y hacer lo que se tiene que hacer para reducir las emisiones de GEI, pero también del consumo humano.
5.
La ebullición climática puede controlarse y atemperarse, pero se necesitan planes creíbles de inversión e infraestructura basada en tecnologías verdes y renovables; si en 2015 se comprometieron 100 mil millones de dólares anuales y no se cumplió, ahora podrían requerirse 500 mil millones, pero de nada servirá si la Humanidad no reduce sus patrones de consumo, de siete toneladas de CO2 equivalentes actuales por persona, a por lo menos cinco toneladas de CO2 equivalente. Tal es el sentido real de las tres “erres”: reciclar, reutilizar, reducir… el consumo humano. Combatir el cambio climático habrá de costar cada vez más a la economía mundial, pero ya no es posible seguir expresándose en términos impersonales. Hay responsables ambientales y los costos deben asumirse también responsablemente, si se quiere tener resultados para reducir las emisiones de carbono. En la reunión de la COP28 en Doha el próximo noviembre, tendrá que hablarse en voz tan alta como la utilizada por la ONU y llegar a compromisos vinculantes, pues un futuro climático muy adverso está a la vista.
TE PUEDE INTERESAR: