El lado correcto de la historia

29 de Diciembre de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

El lado correcto de la historia

1. El 1 de marzo vence el plazo para aumentar el techo de la deuda estadounidense, una de las mayores del planeta, en torno a los 23 trillones de dólares, cantidad que supera el total del Producto Nacional Bruto de ese país. Conforme al acuerdo presupuestal de transición alcanzado con los demócratas, el presidente Trump sólo dispone de fondos para operar el gobierno pero aún no tiene lo que se necesita para continuar con el servicio de la deuda pública, que de no llegar a un acuerdo supondría el impago y una situación extrema para la economía norteamericana, de alguna manera amenazada por el conflicto bipartidista que se avecina por la contienda presidencial del 2020.

2. Es un hecho que la economía mundial se desacelera, no siendo excepción la de los Estados Unidos. El Fondo Monetario Internacional prevé una disminución de hasta medio punto porcentual este año, con un impacto en el vecino país del norte hacia el 2.5%. ¿De qué depende que el desliz no se profundice? De una solución pronta y aceptable de los diferendos comerciales con China y la Unión Europea. Los flujos del comercio mundial, que se pregonaron libres y abiertos como el objetivo cimero de la posguerra, se han visto constreñidos por el activismo nacionalista y proteccionista de la administración Trump, conforme a la visión del “comercio justo” en donde los Estados Unidos siempre deben ganar.

Así, el déficit comercial implica transferencia neta de recursos de un país que compra hacia el otro que vende, sin considerar las variables de competitividad, innovación e inversión que hacen viable la producción y el comercio en gran escala. Con escaso ahorro interno y un consumo desorbitado, que es lo típico en la economía estadounidense, mantener la competitividad sólo es posible a base de aranceles compensatorios y altas tasas de interés, para extraer recursos al resto del mundo.

3. De ahí que sería impensable que el Congreso norteamericano no aprobara el techo de endeudamiento para cumplir con las obligaciones de pago de los Estados Unidos. La consecuencia sería la reducción del grado de inversión, que actualmente es AAA, algo que ya sucedió en la era de Obama, cuando el gobierno enfrentaba la gran crisis financiera del 2007/2008, superada sobre todo con apoyo en la deuda y el gasto públicos.

4.Ahora no se tiene una crisis financiera o productiva en puerta; la economía se desacelera, pero éste no es el desafío. Lo es la falta de ahorro y el creciente consumo interno, que crea un efecto de confort y prosperidad soportado en la deuda, que al final de cuentas es ahorro de los demás. Es por ello que, adicional al acuerdo bipartidista para autorizar un techo de endeudamiento suficiente para evitar una falta de liquidez en la Reserva Federal y el contagio a las bolsas de valores del mundo y la estabilidad del dólar, también es necesario alejar los riesgos de una guerra comercial abierta entre las grandes naciones.

5.En el contexto de la precampaña, Donald Trump está tratando de recuperar sus banderas; firmará un acuerdo transitivo, como lo hizo en materia presupuestal, para obtener el techo de endeudamiento y concentrarse en los otros temas más rentables de la elección, como la détente migratoria y el muro fronterizo, las negociaciones con Corea del Norte para desnuclearizar la península y, finalmente, un acuerdo comercial ventajoso con China y la Unión Europea, que permitan compensar por vías no competitivas el enorme déficit comercial. Es claro que la administración Trump sólo habrá pateado el bote de la incertidumbre en la economía global. Pero, por ahora, lo que busca es lograr resultados que hagan creíble su opción a la reelección presidencial. Es de esperar que la historia ponga las cosas del lado correcto.