1.
Con todo el ceremonial debido, los demócratas llevaron a juicio político al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Con igual denuedo, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, anticipa la “rápida absolución” del indiciado, con lo que la oportunidad de traer a cuentas al infractor se habrá diluido por consideraciones políticas del corto plazo. Ciertamente, en el
horizonte se perfilan las elecciones generales de noviembre próximo, que es donde los políticos republicanos y demócratas habrán de confrontar las opciones de reelección o cambio, respectivamente.
2.
Pocas veces como ahora el cinismo se ha apoderado de la política. La manipulación abierta, la falsificación de la realidad y el diseño de la posverdad hacen escuela y se adueñan del imaginario popular. Por más evidencias que los detractores presenten en el Senado, la mayoría republicana está decidida a pasar por alto las violaciones a la Constitución y el uso de arbitrios ilegales para presionar, chantajear y canjear favores dentro y fuera del país, conforme fuera necesario para lograr los fines aviesos. Nunca la política ha sido tan oscura y borrascosa como ahora, cuando el Presidente de un país puede amagar a otro para enlodar a sus rivales, so pena de retención de la ayuda necesaria para la sobrevivencia ante otro gran poder, tal como fue el caso de Trump presionando al par ucraniano Volodymir Zelensky para denostar a Joe Biden, su posible rival demócrata, reteniendo por varios meses la ayuda necesaria para contener el ánimo expansionista ruso.
3.
Para la mayoría republicana en el Senado pesa más el cálculo de las próximas elecciones que el juicio de la posteridad, aunque quede documentado el uso ilegal y abusivo del poder para cometer fechorías y encubrir las huellas. Según las encuestas de FiveThirtyEight, el presidente Trump cuenta con el respaldo de una sólida base electoral del 42% y se beneficia del buen desempeño de la economía, en crecimiento por tercer año consecutivo en su mandato en cifras cercanas al máximo potencial del 3%, además de haberse anotado dos triunfos rotundos en las guerras comerciales emprendidas al someter por mucho a México y Canadá en las negociaciones del Acuerdo Comercial para sustituir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y al obligar a China a ceder terreno en una primera etapa, comprometiendo cuantiosas compras de productos agropecuarios hasta por 200 mil millones de dólares, algo que impactará sobre todo en los distritos estratégicos del medio oeste y las viejas zonas industriales, mostrando a Trump como el campeón de los agricultores y los trabajadores estadounidenses.
4.
Además, a golpe de aranceles está empujando otros temas cruciales en la campaña electoral, como son el narcotráfico y la seguridad fronteriza. Ello le ha permitido llevar a los agentes antidrogas fuera de los Estados Unidos para frenar el tráfico de fentanilo, responsable de la muerte de miles de consumidores, como también contener el flujo migratorio obligando a México a tragar el muro en la frontera sur, fungir como un tercer país seguro y destinar miles de efectivos de la nueva Guardia Nacional para controlar a los migrantes centroamericanos en el Río Suchiate y no en el Bravo.
5.
Ahora que el impeachment inicia en el Senado, a Trump nada parece preocuparle pues la definición de fondo será en las elecciones. Si gana el juicio es muy probable que gane también la reelección. Viajó a la reunión del Foro Económico Mundial en Davos con la certeza de una absolución anunciada y para mostrar la nueva cara de la hegemonía republicana: el fin del libre comercio, el nuevo concepto del “comercio justo” y la aplicación selectiva de la fuerza para sostener el nuevo orden mundial de la política, la economía y el comercio coordinados por los Estados Unidos.