1.
Concluido el primer semestre del año, se tienen ya los primeros balances de la férrea lucha contra la inflación sostenida por los bancos centrales occidentales, contra la perspectiva de los gobiernos para evitar una recesión, lo que se consideraría un aterrizaje suave en términos económicos.
2.
La lucha contra la inflación ha sido más que severa. En Estados Unidos, las tasas de interés han subido al rango de 5 a 5.15 %, las más altas en décadas, para contener una inflación que llegó a estar en 9.2 % y ahora se sitúa por debajo del 5 %. En la Eurozona, el Banco de Europa tiene tasas del 4.5 %, buscando contener un alza de precios por encima del 10 %, reducida al 6 % en estos días. En México, doblemente alineados a la política monetaria de la FED, las tasas de interés llegaron a 11.25 %, reduciendo la inflación oficial a 6 % en promedio, no obstante que el alza en los precios de alimentos sigue estando más arriba.
3.
Dado el desgaste y cansancio perceptible en los diferentes sectores productivos y sociales debido al efecto negativo en el gasto público, inversiones y planes colectivos y personales, sería de esperar un respiro y quizá hasta el inicio de un ciclo paulatino de reducción de las tasas de interés, que trasladan los costos de la lucha contra la inflación al bolsillo de la gente e impactan más severamente a quienes menos tienen, quienes dependen de los ingresos laborales para vivir y que ahora están pagando mucho más por los bienes y servicios necesarios para la subsistencia. La inflación, se ha dicho siempre, es uno de los impuestos más regresivos injustos, pues erosiona el ingreso, sobre todo, de quienes sólo tienen su fuerza de trabajo para subsistir, es decir, los más pobres, incrementando por ende, los niveles generales de pobreza de la población.
4.
Sin embargo, los bancos centrales asumen que el objetivo de llevar la inflación hacia los niveles idóneos del 2 % en el primer mundo y al menos cuatro en el caso de México, habrá de requerir persistencia en el esfuerzo y sostener e inclusive elevar un poco más las tasas de interés durante el segundo semestre del año, a efecto de restringir cualquier posibilidad de rebrote inflacionario. De esta forma, en Estados Unidos los mercados están asimilando la posibilidad de un par de incrementos más hacia el cierre del año al igual que en Europa, lo que podría empujar la tasa en México en un sentido similar, acercándola a 12 %. Es de recordar que si algo sostiene la insólita paridad del llamado “superpeso” es el diferencial de 6 puntos entre las tasas de México y Estados Unidos. Si éste se redujera, la moneda perdería atractivo y la especulación registraría pérdida cambiaria.
5.
De ahí que el dilema entre una recesión suave o más prolongada aún no se ha zanjado. Para los gobiernos, conforme va teniendo éxito la contención inflacionaria y las economías muestran resiliencia no obstante el esfuerzo de guerra realizado ante la invasión rusa a Ucrania, la posibilidad de una recesión es lejana y la economía debería lograr un aterrizaje suave hacia la zona de baja inflación y estabilidad productiva y laboral en el primer semestre de 2024. Empero, para los responsables de los bancos centrales estadounidense y europeo, Jerome Powell y Cristhine Lagarde, el riesgo aún subsiste y se está quizá a la mitad del camino. Pero hay importantes fondos de inversión preparándose para un aterrizaje más duro, dadas las tensiones observables en el sector bancario, el cual superó por poco las pruebas de estrés aplicadas por las autoridades regulatorias. Estos fondos, como Pacific Investment Management, consideran que cuanto más se apriete la política monetaria, más incertidumbre habrá y mayor será el riesgo para medidas económicas más extremas. Es decir, en el segundo semestre aún habrá turbulencias en el aterrizaje, la perspectiva de recesión es del 50 % y aún persistirán las altas tasas de interés y los riesgos inflacionarios.