1. En la búsqueda de la justicia, un principio fundamental es el conducir los esfuerzos dentro del marco de la propia justicia, sobre todo para quien ejerce funciones de autoridad so riesgo de vulnerar el debido proceso o la presunción de inocencia, derechos humanos esenciales de toda persona. En este sentido, no son permisibles procesos infamantes ni exhibición mediática cuando no existe sentencia firme de un juez, por mucho que la turba exija un castigo ejemplar.
2. La pretendida “caravana por la dignidad” organizada por el gobierno de Chihuahua cayó en un sesgo monumental al mezclar asuntos de gobierno como la gestión de mayores recursos federales para el presupuesto local con una exigencia de extradición contra el ex gobernador César Duarte y el énfasis anticorrupción adoptado para justificar la detención de un rehén político también condenado ex ante mediante una vil exhibición mediática cuando nada ha sido demostrado ante un juez.
De pretensiones civilistas, la referida movilización fue apoyada con los recursos y personal del gobierno estatal, en días y horas laborables. El paseo realizado por el centro del país consumió la renta de autobuses, alimentos, alojamientos, combustibles y logística, toda la cual fue solventado con los recursos públicos de Chihuahua pues no se supo de la organización de colectas o aportaciones con esta finalidad. A nadie pareció importarle esto como tampoco el atropello de la justicia o la mezcla de propósitos disímbolos al amparo de una causa justa como lo es la lucha anticorrupción, como si en tiempos de campañas electorales todo fuera válido.
3. Los objetivos políticos anunciados al inicio de tal caravana se fueron deshilvanando al paso de los días, pues de la denuncia del “desvío” de 240 millones de pesos que dio paso a la captura de quien en realidad es un rehén político, el ex senador Alejandro Gutiérrez, se pasó al “tour de force” con el gobierno federal por la retención de 700 millones de pesos que luego serían 900 y de ahí, buscar escalar la marcha integrando a personalidades de derecha y dirigentes de movimientos sociales afines para hacer sentido y amalgamar cualquier otra denuncia por corrupción en el país, alineando subrepticiamente el periplo con el tema central de la precampaña del frente perrepán.
4. De esta forma, a su paso por Nuevo León buscaron atraer el malestar contra el ex gobernador Rodrigo Medina; al pasar por Coahuila, las que hay en contra del ex gobernador Humberto Moreira; claro está, no fueron a Sonora en donde se le sigue proceso al ex gobernador panista Guillermo Padrés Elías ni a Querétaro donde se ventilan intereses inmobiliarios y patrimoniales de Ricardo Anaya o a Puebla en donde es visible la dilapidación de recursos públicos de Rafael Moreno Valle, pero sí arribaron a Nayarit al tanteo contra el ex gobernador Roberto Sandoval y a Jalisco para chocar con el gobernador Aristóteles Sandoval y así sucesivamente, buscando capturar el sentir anticorrupción subyacente en la negatividad de las encuestas.
5. Así, caravaneando con sombrero ajeno, las huestes del gobernador Corral arribaron a la ciudad de México el domingo 4 de febrero, víspera del aniversario 101 de nuestra Constitución, para negociar un acuerdo de intercambio de recursos federales por rehenes y multas, sin dejar de atizar en un deslucido recorrido por Paseo de la Reforma el sentimiento anticorrupción.
Si esto fue un triunfo para Corral, lo fue pírrico para la justicia y contra la corrupción al utilizar las mismas malas prácticas que dice combatir, desviando recursos públicos para organizar caravanas, infamando públicamente a sus rehenes políticos y pactando a conveniencia propósitos y objetivos a cambio de recursos federales.