1.
Parece no notarse, pero el enfoque de control monetario aplicado por los bancos centrales para contener la inflación está teniendo resultados, si bien las economías sufren al sofocarse las expectativas de crecimiento. En Estados Unidos, la inflación empieza a ceder, pasando de 9.1% en junio a una perspectiva de 8% para septiembre, con el galón de gasolina cayendo a 3.84 dólares (es decir, un dólar por litro, 20 a 21 pesos al tipo de cambio corriente en México) cuando ya la tasa de interés de referencia de la FED se ubica en 3.25 por ciento. Ello ha llevado a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a afirmar que la economía estadounidense puede evitar una recesión y lograr un aterrizaje suave si se asimila la severidad de la Reserva Federal para reducir la inflación. En Europa, impactada severamente por las restricciones a Rusia ante la invasión a Ucrania, la inflación sigue complicada, no obstante que el Banco Central Europeo ha elevado las tasas a 1.25% (estaba por debajo de cero) siguiendo el paso de la Reserva Federal, que el 21 de septiembre la elevará otros 75 puntos base llegando al 4%, el llamado punto de inflexión.
2.
Nuestro país forma parte de esta lógica al estar imbricado en la economía norteamericana mediante el Acuerdo de Comercio con Estados Unidos y Canadá. De ahí que la perspectiva para un aterrizaje suave sea perceptible también en nuestras expectativas, reflejándose en las estimaciones del presupuesto para el 2023. En los Criterios Generales de Política Económica, el gobierno mexicano se la juega con un estimado naturalmente optimista para el crecimiento del PIB al cierre del año en 2.4%, señalando una expansión de 1.2 a 3.0% para el próximo; ello contrasta con las estimaciones del sector privado que perfilan más o menos la mitad, 1.0% para este año y 1.4% para el próximo. Se espera que la inflación se reduzca del 7.7 en 2022 al 3.2%, en tanto que la tasa de interés estaría en 8.5%, con un tipo de cambio promedio de 20.6 pesos por dólar y el barril de petróleo presupuestado en 68.7 dólares que darían recursos extraordinarios por 130 mil millones de pesos o más, según esté el precio de mercado. Es decir, las estimaciones giran en torno a la posibilidad de ese aterrizaje suave en la economía de América del Norte.
3.
En el proyecto de presupuesto de Egresos, franciscano en todos los rubros excepto en los programa sociales y prioritarios del gobierno federal, el gasto crece 3.4% en términos reales, con acento en el gasto social que ascenderá a 836 mil millones de pesos, casi 35% más que en el actual. Los recursos a las entidades federativas registran asimismo un crecimiento de 10% en el monto de las participaciones y transferencias del gobierno federal. Con ello, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (el saldo total de la deuda pública) llegaría a 49.4% del PIB al cierre del año, contra 48.8% actual.
4.
En opinión de los analistas, el proyecto de presupuesto presentado al Congreso de la Unión es austero y razonable en el contexto de combate extremo a la inflación, resulta consistente con un manejo saludable y equilibrado de las finanzas públicas y si bien la economía en general padecerá la sequía y carestía subsecuentes para funcionar, mucho peor resultaría que la inflación continuara devorando todas las posibilidades. El grado de inversión del país habrá de sostenerse.
5.
Para los comunes, ello significa que los altos precios en alimentos y energéticos habrán de continuar, que la cuesta de enero durará todo el año y que no habrá incremento salarial capaz de competir con la tremenda inflación. Como señalara la secretaria Yellen a CNN, hay esperanza en un aterrizaje suave que evite la recesión aún cuando todos paguemos el costo, pues no podría mantenerse un mercado fuerte sin tener la inflación bajo control. Controlar la inflación será la clave para un aterrizaje controlado, cueste lo que cueste.