¡Al banquillo!

15 de Noviembre de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

¡Al banquillo!

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1.

Ha iniciado en Estados Unidos el procedimiento de juicio político, el impeachment, que permite enjuiciar al presidente y eventualmente, destituirlo del cargo. Como sería de esperar, el principal indiciado niega los hechos y acusa una persecución obstinada en su contra por parte de sus adversarios demócratas, en particular de Nancy Pelosi, lideresa de la mayoría en la Cámara Baja. Sin embargo, como ha mostrado en innumerables ocasiones, al presidente norteamericano le gusta jugar con fuego, suele moverse en el filo de la navaja y sus acciones lindan en lo ilegal o extrajurídico una y otra vez.

2.

Trump ya bailó anteriormente ese vals con las acusaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones que le llevaron al poder y le permitieron denostar a su contrincante, Hillary Clinton, con constantes filtraciones y revelaciones extraídas de sus correos electrónicos por agentes rusos, que la investigación del fiscal independiente Robert Mueller no llegó a demostrar plenamente, no obstante que cinco cercanos colaboradores de Trump, incluido su abogado personal, Michael Cohen, cumplen condenas por esos hechos.

3.

Sin embargo ahora, dice el informe final de la investigación realizada por el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, se dispone de pruebas “abrumadoras” para llevar adelante el juicio político, al grado que se ha instruido ya al Comité Judicial para que formule las acusaciones, que podrían ir desde violación a la Constitución, abuso de funciones, riesgos a la seguridad nacional (equivalente a traición a la Patria) y, eventualmente, obstrucción de la justicia, dada la práctica recurrente de la Casa Blanca de ordenar a los funcionarios del gobierno el no atender las citaciones congresionales o judiciales que pudieran afectar la integridad presidencial.

La investigación encontró que el presidente Trump y algunos colaboradores, incluido su nuevo abogado personal, Rodolph Giuliani, solicitaron una actuación deliberada del gobierno de Ucrania para reabrir una investigación en contra el exvicepresidente Joe Biden en el que su hijo, Hunter, estaría involucrado, y con ello incidir en las elecciones y favorecer su reelección, condicionando y retardando la ayuda militar estadounidense en momentos en que Ucrania padece la agresión del poder ruso.

4.

Como en el pasado sucedió con William Clinton, Trump alardea y sabe que su mayoría republicana en el Senado podrá detener el juicio político si mantiene una unidad de partido ante las elecciones presidenciales en que habrá de renovarse además toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Sin embargo, este caso se parece más al de Richard Nixon, cuando las pruebas que le incriminaban fueron siendo tan evidentes que aún los republicanos debieron darle la espalda, ante lo cual el presidente Nixon prefirió renunciar antes que ser destituido.

5.

En esta ocasión, el desarrollo del procedimiento de impeachment será un tremendo show en el cual las pruebas y testimonios irán exponiéndose al escrutinio público y otros podrían irse sumando de manera tal que los manejos torcidos de Trump queden a la vista y entonces los senadores, los del Partido Republicano, deban elegir entre respaldar a un violador de la Constitución o enfrentar el juicio de los electores y el de la historia, dado que más allá de lo que suceda, habrá elecciones presidenciales el 3 de noviembre del 2020. Trump confía en que su base de apoyo, firme hasta el momento, habrá de rescatarle y sacarle del agujero, pero el juicio sin duda habrá de mostrarle desnudo, impulsando a senadores republicanos a decidir si se hunden con él o a los electores indecisos a desahuiciarle. Al final, es más probable que Donald Trump termine como Richard Nixon, quien debió renunciar, que como Bill Clinton, quien si la libró.