Aunque es una buena noticia para la economía mexicana el tener una moneda fuerte respaldada por la producción, exportaciones y remesas; y para los mexicanos suele dar una sensación de tranquilidad, en realidad para Petróleos Mexicanos (Pemex) podría no ser el mejor escenario.
Después de que trimestres atrás, Pemex vendió en precios récord sus productos, beneficiado por un dólar que rondaba entre los 20.5 y 21 pesos, ahora que hay una apreciación de un peso en el tipo de cambio durante noviembre, y en los volúmenes que vende la petrolera, representa una disminución importante en los ingresos.
Además, el precio del barril de crudo cada vez se aleja más de los 100 dólares que le dieron beneficios nunca vistos al gobierno federal. Hoy el barril de Pemex se vende en alrededor de 70 dólares o un 40 % menos de lo que alcanzó en junio pasado (hasta en los 115 dólares), o los 119 de marzo cuando estalló la guerra entre Ucrania y Rusia.
Así lo reveló la balanza comercial de octubre, con una caída de 11.3 % en las exportaciones petroleras de manera mensual durante octubre, que prácticamente le pertenecen todas a Pemex. Ahora hay que esperar el estado de los resultados de la petrolera para verificar el volumen físico de lo que exportó (si disminuyó o aumentó), lo que revelaría que comenzarán a sufrirse algunos contratiempos en los ingresos para el gobierno, que fueron exageradamente altos, lo que a su vez permitió subsidiar el combustible y cumplir con todos los gastos federales.
Otros actores
Pero la administración pública no es la única que sufrirá ante el peso fuerte. A los exportadores les puede causar un deterioro importante el fortalecimiento de la moneda mexicana en sus ingresos si la mayoría de sus insumos son locales; es decir, que los deban pagar en pesos. En el caso de ser importados existe una compensación o equilibrio, ya que también compran con un dólar barato. No obstante, los sueldos y salarios son en pesos en casi todas las compañías que hay en el país, lo que hace que la carga laboral también sea un pasivo más grande para la empresa exportadora.
Desafortunadamente para este tipo de compañías, un peso fuerte equivale a recibir menos por un producto al hacer el canje cambiario, y aunque quisieran aumentar el precio de venta de sus mercancías, el propio mercado se encargaría de nivelarlo. En otras palabras, podría no venderse por haber otras opciones sustitutas a mejor precio, por lo que hace poco viable ese escenario para las compañías mexicanas de alterar los precios.
La gran pérdida
En el caso del petróleo, las cotizaciones internacionales son las que mandan dentro del mercado y los productores deben alinearse a ello, aunque pueden venderlo más barato, pero ningún productor quiere perder beneficios de una mercancía que se está vendiendo por más dinero.
Por ejemplo, durante el tercer mes del año, en el momento más álgido de la invasión de Rusia a Ucrania, el promedio del dólar fue de 20.52 pesos y el petróleo promedió 104.42 dólares el barril, lo que le dio a Pemex un ingreso aproximado de dos mil 142 pesos por cada barril que mandó al exterior.
Pero ahora, durante noviembre, el dólar registró un precio de 19.52 pesos, una caída de casi 5 %, mientras que el petróleo bajó a un importe de 78.41 en promedio, lo que significa que está recibiendo mil 530.6 pesos por cada barril vendido durante el onceavo mes. Esto representa una caída en la captación de recursos por las exportaciones del 28.6 %. De la cantidad un 5 % es por el sólo hecho de la apreciación de la moneda mexicana, ya que esa baja significa casi 79 pesos menos.
Para dimensionar el daño a los ingresos de un peso más fuerte para Pemex, y tomando los datos del reporte de octubre, de las finanzas públicas, en donde México exportó 971.4 mil barriles diarios, sólo por la apreciación del tipo de cambio perdió, en comparación con lo que entró en marzo, 76.17 millones de pesos diarios, o lo que es lo mismo: dos mil 285 millones de pesos en un mes.
¿Y para 2024?
Se debe resaltar que esta caída en los ingresos aún no debe afectar a las finanzas públicas, ya que el precio del barril de la mezcla de Pemex aún está muy por encima de lo que estimó la Secretaría de Hacienda como precio promedio para este año.
Sin embargo, el récord en ingresos por las exportaciones petroleras quedó lejos, y fue un factor que abonó para que los ingresos del gobierno marcaran máximos. Ello le ha servido al presidente López Obrador para presumir que su administración ha podido obtener más recursos sin endeudamiento, pero el petróleo está perdiendo, tanto por la caída en los precios internacionales como por la paridad cambiaria.
Para este 2022, el gobierno estableció un precio de 55.1 dólares por tonel en el mercado internacional; no obstante, la subida de precios le ha dado un promedio en los primeros 11 meses de 91.83 pesos, lo que significa que está obteniendo un 66.7 % más a lo estimado o lo que se traduce en 36.73 dólares más.
Estos recursos extraordinarios —que parte de ellos deben de ir a los estados y municipios—, también le están beneficiando para complementar ingresos que no se obtuvieron en su momento por el Impuesto Especial sobre la Producción y Servicios (IEPS), así como para compensar un mayor gasto al esperado en dependencias como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que sale más cara de lo estimado por la propia autoridad encargada de las finanzas públicas.
El gobierno ha presumido ingresos mayores, y el petróleo es una de las causas por la que tenga más dinero del esperado, por lo que una caída en precio del combustible y un peso fortalecido le restarán preocupantemente sus beneficios.
Para tener una idea, en los primeros 10 meses de este año, de acuerdo con el informe de Finanzas Públicas y Deuda Pública, el Estado ha obtenido un 4.7 % más de lo esperado o 243 mil millones de pesos extras a lo programado, de los cuales Petróleos Mexicanos ha contribuido con 8.1 % o 19 mil 717 millones de pesos más de lo previsto. Al hacerse los ajustes a la baja en precio y peso más fuerte, este margen se perderá.
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