En áreas donde hay una actividad agrícola de alta intensidad y donde el calentamiento climático se manifiesta de manera sustancial, la cantidad de insectos se ha reducido prácticamente a la mitad (49%) y la diversidad de especies es 29% menor.
Esta es la conclusión principal del primer estudio que analiza la interrelación entre estos factores a nivel mundial, el cual detectó que este problema es más grave en las áreas tropicales.
“La pérdida de poblaciones de insectos podría ser perjudicial no solo para el entorno natural… sino que también podría dañar la salud humana y la seguridad alimentaria, en particular con la pérdida de polinizadores”, comenta Charlie Outhwaite, autor principal del estudio que hoy se publica en la revista Nature.
Los investigadores, del University College London, analizaron cerca de tres cuartos de millón de registros para casi 20 mil especies de insectos de distintas áreas de todo el mundo, y los relacionaron con la intensidad de la agricultura en el área y los registros históricos de temperatura. El que haya un hábitat natural cercano a las áreas agrícolas amortigua las pérdidas, por lo que la abundancia de insectos sólo disminuyó 7% en áreas donde el 75% de la tierra estaba cubierta por un hábitat natural, en comparación a otras zonas donde se redujo hasta el 63 por ciento.
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