Paso Exprés: Fallaron protocolos y faltó pericia en socavón

25 de Diciembre de 2024

Paso Exprés: Fallaron protocolos y faltó pericia en socavón

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El rescate de las víctimas del socavón del Paso Exprés debió realizarse en dos horas, pero una cadena de errores retrasó las tareas

franciscopazos@ejecentral.com.mx/bnieto@ejecentral.com.mx

El rescate en el socavón del Paso Exprés de Cuernavaca duró más de 10 horas. No debió tardar más de dos.

Un aparente coctel mortal integrado por la falta de pericia de los rescatistas, de protocolos de actuación que no fueron seguidos, probablemente por desconocimiento o porque no existían; así como un bajo nivel de coordinación entre las autoridades presentes, dejaron enterrados durante más de 10 horas a Juan Mena López y a Juan Mena Romero, hasta que ambos murieron.

La reconstrucción de los hechos ocurridos entre las 5:25 y las 15:26 horas del 12 de julio en el kilómetro 93+800, con dirección a Acapulco, en la zona conurbada de Cuernavaca, apuntan a una posible cadena de errores y omisiones de procedimiento que prolongaron el rescate fuera, por mucho, de los estándares nacionales de operación para la atención de una emergencia como la que ocurrió en el Paso Exprés.

Especialistas en rescate en estructuras colapsadas, mecánica de suelos y en protección civil, consultados por ejecentral, coincidieron en que, por las características de la emergencia, la extracción de los ocupantes del vehículo que cayó a 12 metros desde el nivel de la carpeta asfáltica, pudieron ser rescatados en una operación que durara entre 20 minutos y dos horas.

Eran precisamente dos horas las que los rescatistas que participaron en la operación tenían como límite para asegurar la zona del socavón, apuntalar sus laderas, instalar un equipo de descenso, bajar al automóvil y extraer a las víctimas para evitar la muerte por asfixia, que es el riesgo mayor para quienes quedan atrapados en este tipo de emergencias.

El rescate dentro de los parámetros de los protocolos de actuación era posible en el Paso Exprés, consideró Federico Zavala, especialista en rescates urbanos. Sin embargo para que esto fuera posible, era necesario que el personal operativo de emergencia estuviera capacitado y contara con el equipo necesario para ejecutar, en un tiempo máximo de dos horas el procedimiento. ES DE INTERÉS Le dan dinero para examinar puentes, y la SCT lo desvía De haberse cumplido lo anterior, “sin problema alguno” se hubieran rescatado a las dos víctimas, “porque además tenían a la mano los recursos necesarios para hacerlo”. Esas dos horas fueron el margen de vida de los ocupantes del vehículo que estaba 90% cubierto por el material que se desprendió al momento en que se formó el socavón, y que en las horas siguientes fue prácticamente sepultado por pedazos de carpeta asfáltica y material desprendido de las laderas inestables que formaron el boquete.

Más de dos horas para este tipo de operaciones es inadmisible para cualquier protocolo. Hay operaciones de rescate de este tipo que se han hecho en 20 minutos, ya con las personas fuera del socavón. Haciendo la remoción de materiales, tal vez una hora, coincidió por separado Erick Diez, especialista en protección civil y mecánica de suelos.

El margen de ejecución que ambos especialistas determinaron hubiera sido suficiente para sacar a ambos tripulantes con vida, si se considera que murieron dos horas después de haber caído en el socavón, de acuerdo con detalles de los resultados de la autopsia que la Fiscalía General de Morelos reveló el 14 de julio pasado.

Minutos de oro

Al menos dos llamadas se hicieron desde el teléfono celular de Juan Mena Romero luego de haber caído a bordo de su vehículo en un socavón. La primera fue hecha a su novia, Esmeralda, a las 5:30 horas, minutos después del accidente. La otra fue hecha a su jefe. Juan y Esmeralda conversaron poco más de un minuto. Ella fue quien detonó la alerta a los cuerpos de rescate a través de una llamada al 911, registrada a las 5:32 horas, a partir de la cual, la alerta se replicó a través del C5 de Cuernavaca a los equipos de emergencia y a las autoridades municipales y estatales, en Morelos. Aproximadamente nueve minutos después llegaron los primeros operativos. Policías del Mando Único de Morelos resguardaron la zona y establecieron un perímetro de seguridad.

Incógnitas. Las autoridades no han precisado si en el socavón del Paso Expres había corriente de agua, instalaciones de gas ni cuánto tiempo estuvo encendido el vehículo, emitiendo dióxido de carbono.

Seguidos, llegaron el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas de Cuernavaca (ERUM), una unidad de rescate de Cruz Roja, que no pudo ingresar a la zona del socavón, el Heroico Cuerpo de Bomberos de Cuernavaca (HCB) y personal de la Coordinación de Protección Civil (CPC) de ese municipio, así como elementos de la Policía Federal. De acuerdo con la reconstrucción de los hechos, aproximadamente 20 minutos después del suceso, personal de la CPC llegó al sitio y tomó el mando de la operación, de acuerdo con lo que establecen los protocolos del Sistema de Comando de Accidentes y con el artículo 26 de la Ley de Protección Civil del Estado de Morelos, como primera autoridad en llegar al lugar del suceso, debía mantener el mando. Fuentes cercanas a la operación de rescate confirmaron a ejecentral que en ningún momento la capacidad de la CPC municipal fue rebasada o quedó comprometida, por lo que esta instancia detentó el mando durante las 10 horas en las que se prolongó el rescate. A los 20 minutos de ocurrido el hecho, prácticamente todos los equipos de emergencia estaban en el lugar. Únicamente faltaba personal de la Coordinación de Protección Civil de Morelos (CPCM), pues no recibió la alerta de auxilio sino hasta las 6:15 horas, debido a que en el momento en que el C5 replicó la alerta, no había nadie que recibiera el mensaje en el puesto de mando.

Palos de ciego

El tiempo avanzaba sobre el Paso Exprés de Cuernavaca y los equipos de emergencia apenas habían determinado, hacia las seis de la mañana que el terreno era inestable y que existía un riesgo alto de que cayeran al socavón nuevos bloques de la carpeta asfáltica. El análisis del terreno se hizo dentro de los parámetros de actuación, explicó Zavala, con una demora cercana a 10 minutos; sin embargo, señaló, el personal operativo no dimensionó correctamente el estudio sobre la estabilidad del terreno y optó, erróneamente, por aligerar el peso que soportaba la carpeta asfáltica. El especialista aseguró que este fue el hecho que marcó la ruta errónea que culminó en un rescate fallido. Los hechos posteriores mostraron que PCM solicitó grúas a la Policía Federal para retirar las dovelas de concreto que dividían ambos cuerpos de carriles de la vialidad y aligerar peso a la estructura. Este movimiento no sólo retrasó el rescate, sino que lo hizo más complejo, al provocar la caída del material que pendía de las laderas originales del socavón, el cual comenzó con un boquete de cinco metros de diámetro y concluyó con casi ocho metros.

Parte de lo que le fue cayendo encima al coche fue provocado por los mismos vehículos y por la misma gente que estaba trabajando arriba sin delimitar esta área”, explicó Zavala, quien agregó que el procedimiento correcto, de acuerdo con los protocolos de rescate para este tipo de emergencias, mandaba asegurar el perímetro del boquete y retirar la carpeta de rodamiento inestable con la maquinaria pesada que ya estaba en el sitio.

Las grúas que retiraron las dovelas no eran necesarias, sino que los equipos de rescate debieron determinar “hasta donde había piso firme”, es decir, “hasta donde estaba sostenida la capa asfáltica que quedaba”. El procedimiento que relató el especialista, sí consideraba el uso maquinaria pesada, sin embargo, debió acercarse hasta donde el terreno fuera firme y usarse para retirar los pedazos inestables de la ladera del socavón, y no como se usó para extraer material del fondo del boquete.

“Mi percepción es que (el personal) no tenía ni la menor idea de qué procedimiento hacer. Es la percepción vista desde los videos y por la forma de actuar del personal de rescate es que no tenían ni la menor idea de qué maniobra ejecutar”, dijo Zavala en entrevista.

Procedimiento de tarea

Estabilizado el perímetro del socavón, el protocolo urgía que las laderas del mismo fuera apuntaladas para mitigar los riesgos de que los rescatistas que bajaran al fondo del socavón pudieran quedar atrapados. Estas operaciones pudieron ejecutarse durante la primera hora después del accidente, aseguró Zavala.

Bajo el supuesto de un procedimiento realizado conforme a los protocolos de rescate y con la pericia requerida, el rescate hubiera continuado como “un proceso de extracción vehicular como cualquier otro ejecutado en cualquier vía (…) Tenían que bajar, crear un acceso al vehículo, extraer a los pacientes”, es decir, “estabilizar el vehículo allá abajo, crear una vía de acceso, cortar retirando cajuela, puertas o costados, o lo que hubieran tenido que retirar, y hacer la extracción”, detalló el especialista en rescates.

Para cuando los cuerpos de emergencia y la CPC municipal determinaron pedir a la Policía Federal el apoyo de una grúa para ejecutar un rescate vertical, pasaron seis horas desde que el auto cayó.

Fuentes que participaron directamente en la ejecución del rescate indicaron que la grúa telescópica con la que se ejecutó el descenso vertical de los rescatistas llegó a la zona minutos antes de las 11:00 horas.

La maquinaria fue solicitada a la Policía Federal, quien gestionó su llegada.

La facilitación de este tipo de equipo forma parte de las obligaciones que el Reglamento de Tránsito en Carreteras y Puentes de Jurisdicción Federal establece en como responsabilidades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en el artículo 4 de esa reglamentación.

Para Zavala, el retraso fue determinante en el resultado de la operación, “esto tenía más de cinco horas. Es verdaderamente increíble. Esto debió haber sucedido o se debió haber pedido el apoyo desde la primera hora”.

Este especialista, al igual que Díez, consideraron que el proceso para descender al socavón tenía que realizarse “volado”, para evitar transferir mayores esfuerzos a las laderas del socavón y mitigar la posibilidad de nuevos derrumbes que hubieran enterrado aun más el vehículo. Sin embargo, para el primero, había una alternativa que pudo ejecutarse casi de inmediato y que hubiera evitado consumir minutos determinantes en tanto se esperó la llegada de la grúa telescópica. “Un tripie puede subir hasta dos metros de altura”, explicó Zavala, “este sería el punto de anclaje y a partir de ahí, sin ejercer presión en la ladera del socavón, pueden bajar y subir sin necesidad de generar un riesgo”.

No obstante, consideró que es probable que ni la CPC, ni el HCB contaran con ese equipo, ni con el personal capacitado en rescate de estructuras colapsadas para operarlo; sin embargo, acotó, la Cruz Roja sí cuenta con personal certificado que, cuando menos, debería saber usarlo.