En uno de esos días apacibles previos a la Navidad y al cierre de las actividades presidenciales de 2023, llegó a la oficina del jefe del Palacio la humilde solicitud de una colaboradora que ha trabajado con abnegación y lealtad al servicio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Se trataba de Sanjuana Martínez, quien, después de haber enfrentado los desafíos provocados por el conflicto laboral de Notimex y ante el inminente anuncio de su liquidación, buscaba que su jefe le extendiera una mano y le brindara un abrazo navideño.
Pero esa reunión no ocurrió, y en lugar de eso, fue rechazada con un toque de desdén. El siguiente capítulo se convirtió en una avalancha: primero, el explosivo artículo publicado por la propia Sanjuana Martínez en el medio predilecto de la 4T: La Jornada.
›Luego los audios del vocero Jesús Ramírez Cuevas, acompañados de la advertencia de que no son los únicos, y que los ataques se extenderán a Jenaro Villamil, a Arturo Alcalde y a su hija Luisa María Alcalde, quien últimamente ha tenido la mirada puesta en un escaño en el Senado de la República.
En los pasillos del Palacio Nacional hay alerta roja; el horno no está para bollos; hay varios y graves frentes abiertos, y de acuerdo con las fuentes bien informadas, el “Sanjuana Gate” apenas comienza.
¿Qué hubiera pasado de haberle invitado un ponche navideño a la última exdirectora de Notimex?
Y si el horno no está para bollos, hay que tomar nota de tres distinguidos morenistas que ya se apuntaron como jugadores clave en la estrategia de Claudia Sheinbaum: los gobernadores de Veracruz y de Morelos, Cuitláhuac García y Cuauhtémoc Blanco, respectivamente.
Y no podía faltar el exsubsecretario federal de Salud, Hugo López-Gattel; todos ellos expertos insuperables en el arte de restar.
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