Según estudios efectuados en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el aumento en la participación de mujeres a la fuerza de trabajo produce un crecimiento económico más rápido, aseguró Yanira Deandar Ayala, especialista en emprendimiento femenino.
No obstante, la CEO de la firma “Yelo”, especializada en productos de refrigeración que fundó junto a su esposo Everardo Villarreal Salinas, expuso que a pesar de estos estudios, las mujeres tienen menos acceso a las instituciones financieras y mecanismos de ahorro formales, pues los reportes revelan que mientras el 55 por ciento de los hombres tienen una cuenta en una institución financiera, sólo el 47 por ciento de las mujeres en el mundo están en la misma condición.
Yanira Deandar explicó que el aumento educativo de mujeres y niñas contribuye a un mayor crecimiento económico, pues durante los últimos 50 años ha incrementado en 50 por ciento la aportación monetaria en los países de la OCDE, y esos estudios demuestran que incrementar la proporción de los ingresos controlados por las mujeres, modifica los patrones de gasto en formas que benefician a hijas e hijos.
Esto, agregó la especialista, se debe a que más de la mitad de las niñas tuvieron acceso a niveles superiores de educación y al logro de una mayor igualdad en la cantidad de años de formación entre hombres y mujeres.
No obstante, dijo, para la mayoría de las mujeres los logros sustanciales en educación no se tradujeron en la obtención de mejores resultados en el mercado laboral.
Sigue siendo desigual la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, mencionó, pues en años recientes la relación entre hombres con empleo era del 72.2 por ciento de la población, mientras que entre las mujeres fue del 47.1 por ciento.
Asimismo, aseguró que en todo el mundo las mujeres ganan menos que los hombres, pues en la mayoría de los países tienen un ingreso promedio de entre el 60 y el 75 por ciento del salario que perciben los hombres.
En ello, puntualizó, influyen factores como que las mujeres se desempeñen como asalariadas o en labores familiares no remuneradas, ya que la tendencia es que “tienen más probabilidades de dedicarse a actividades de baja productividad o en el sector informal, que moverse en el sector formal que los hombres”.