Tebas, la antigua ciudad donde se desarrollaron las historias de Cadmo y Dioniso, puede ser retomada como una cárcel en la que habita un moderno Edipo.
Este es el escenario donde se desarrolla un juego de realidades que también plantea encarnar al sistema carcelario, un padre y un escritor en un solo arquetipo, es decir, la figura paterna.
De esta forma, Tebas Land (escrita por el uruguayo Sergio Blanco) ofrece una revisión a la tragedia de Sófocles, Edipo Rey y cómo la caída figura de autoridad, la cual genera miedo en la sociedad, según la puesta en escena. Un montaje arriesgado y muy provocador.
Ahora, en manos del actor y director Mauricio García Lozano, Tebas Land aterrizó en México –luego de ser llevada a los escenarios de Uruguay, Argentina, Chile, España, Alemania, Francia y Gran Bretaña– por una corta temporada que comenzó el pasado 13 de mayo y terminará el 26 de junio.
›Y de acuerdo con Mauricio García Lozano, Tebas Land se inspira en tres personajes que funcionan como ejes: el poeta trágico Sófocles; el escritor ruso en la época zarista, Fiódor Dostoyevski (que nos recuerda al símil de sus personajes: el poeta, el neurótico, el moralista y el pecador), y el padre del psicoanálisis, el austriaco Sigmund Freud.
Así, Edipo Rey se convierte en el primer referente sobre el parricidio. Pero la tragedia escrita por Sófocles y que narra cómo Edipo asesina a su padre para luego casarse con su madre, fue el punto de partida en Tebas Land, obra que intercala realidad y ficción.
Y siguiendo el hilo del Edipo de Sófocles como preámbulo para introducirnos en la trama, también se revelan las teorías de Freud, e incluso algunos de los planteamientos hechos por Truman Capote en su novela A sangre fría. Y no sólo eso, pues muchos diálogos fueron retomados de entrevistas en la cárcel con los responsables de un asesinato.
Padre terrible= hijo disfuncional
Tras ser adaptada para su estreno en México, la puesta en escena llamó la atención del actor y director Mauricio García Lozano, quien explica para ejecentral que la trama se centra en S. –interpretado por él mismo–, un escritor que trabaja en una obra de teatro sobre el parricidio. Y para darle mayor verosimilitud se reúne con Martín –interpretado por Manuel Cruz Vivas–, un joven que asesinó a su padre y que por ello purga una condena en prisión. Sus encuentros suceden en la cancha de basquetbol de la cárcel.
De estas reuniones surgirá un tercer personaje, Federico, (interpretado también por Manuel), quien será el protagonista de la obra teatral de S., por lo que también se expone el proceso de crear la obra y los ensayos con el actor que encarnará al parricida en el montaje.
Para profundizar y darle vida a sus personajes, ambos actores acudieron al penal de Santa Martha Acatitla, donde también se entrevistaron con personas privadas de su libertad. Incluso tuvieron el apoyo de integrantes de la Compañía de Teatro Penitenciario.
Para García Lozano, la obra puede llevar a varias reflexiones, una de ellas, quizá la más profunda, que existen elementos que facilitan el crimen y la violencia en contextos difíciles, situación que confronta al espectador.
El personaje que interpreta Manuel Cruz Vivas nos muestra que el maltrato es tan cotidiano e incluso hasta es imperceptible, capaz de transformar a una persona sin malicia en un asesino. Martín mató a su padre con un tenedor.
“El sistema (penitenciario) es un padre terrible” al que le corresponde un hijo disfuncional con un preso también disfuncional, como en este caso termina por serlo el personaje de Martín y que también comparten muchos mexicanos, sostiene García Lozano.
Cajas chinas
García Lozano explica que la estructura de la obra le recuerda a la de las cajitas chinas, pues presenta “varias dimensiones de la realidad” dentro de un viaje en una obra de teatro que en paralelo se ensaya con todo y el público incluido.
Tebas Land no es una obra con la que el público se sienta cómodo, y no se conforma sólo con la reflexión, ya que intenta hacer una disrupción al replantear otra idea sobre el génesis de la conducta criminal y la violencia.
Así, también se plantea otro tópico que obedece a la causa y el efecto. En este caso el efecto en la acción de Martín recayó en una causa: la necesidad de defenderse ante un agresor.
›En estos términos asegura García Lozano, se intenta encaminar al espectador hacia un cambio de perspectiva, que comienza desde un análisis objetivo del parricidio desde el punto de vista social, ético y moral, hasta cuestionar cómo es posible llevar a escena a una persona dibujando todas sus dimensiones, más allá de la poco representativa imagen del asesino. Esto, continúa, aporta diversos análisis en paralelo sobre la representación teatral, en una compleja exploración metateatral.
En esta caja china que es el escenario dentro de otro escenario surge el tercer protagonista, el actor que dará vida al parricida en escena, y quien se cuestiona las motivaciones, emociones e incluso los razonamientos de un asesino, quien termina con la vida de su padre, asegura García Lozano.
De esta forma se desarrolla una conexión que trasciende al planteamiento teatral para generar un nexo emocional que podría llegar al punto de la sanación entre el autor, el parricida y el actor.
En el desarrollo de estas “cajitas chinas”, recuerda García Lozano, la relación entre los personajes que se encuentran en un lugar hostil, logran tener una relación de afecto, una situación que le extiende al público una posibilidad, la esperanza de bondad después de la violencia.
“El sistema (penitenciario) es un padre terrible al que le corresponde un hijo disfuncional con un preso también disfuncional, como en este caso termina por serlo el personaje de Martín”. Mauricio García Lozano, actor y director.
La puesta en escena dirigida y actuada por Mauricio García Lozano se centra en S., interpretado por él mismo, un escritor que trabaja en una obra de teatro sobre el parricidio; y para darle mayor verosimilitud se reúne con un joven que asesinó a su padre.