La crisis climática crece y con ello la importancia de implementar otros modelos económicos que reduzcan los impactos ambientales y sociales. Hoy en día, el sistema de economía lineal está basado en extraer recursos naturales, producir, consumir y desechar, sin que los residuos reciban nuevos usos. Estamos inmersos en un modelo erróneo que considera a la naturaleza desechable y a los recursos infinitos.
Especialistas destacan que la escasez de recursos naturales y la acumulación de toneladas de desechos en rellenos sanitarios (suelos, agua y salud humana), son dos de los principales problemas que genera el actual modelo.
La economía circular tiene como objetivo evitar el desperdicio y mantener los productos, componentes y materiales en su mayor vida útil mientras se genera también valor económico. Pretende reducir la cantidad de materia prima que se extrae de la naturaleza, para disminuir los residuos a lo largo de la cadena.
El sistema se fundamenta en la metodología de las 6Rs basada en múltiples sistemas de ciclos de vida de los productos, la cual comprende: Reducir, Reusar, Reciclar, Recuperar, Rediseñar y Remanufacturar.
El PNUMA señala que un modelo de economía circular podría reducir entre un 80 % y un 99 % los desechos industriales en algunos sectores y entre 79 % y un 99 % de sus emisiones.
En México se generan diariamente 102 mil 895 toneladas de residuos, de los cuales se recolectan 83.93 % y se disponen en sitios de disposición final 78.54 %, reciclando únicamente el 9.63 % de los residuos generados. De acuerdo con el INEGI, actualmente a nivel nacional se encuentran registradas 4 mil 528 empresas recicladoras, 284 que reutilizan, 121 que recuperan y 71 que reducen y reparan.
El Senado de la República aprobó en noviembre del año pasado, el proyecto de decreto por el que se expide la Ley General de Economía Circular, la cual fue remitida a la Cámara de Diputados para su discusión, y en ella se reconoce y regulan figuras como la pepena, los pepenadores y a los grupos informales de personas pepenadoras; desarrolla y promueve la integración del sector informal asociado con el reciclaje de los residuos; define a la economía circular; señala que los gobiernos municipales sean responsables de regularizar e integrar en un padrón oficial a los pepenadores con el fin de mejorar las condiciones de trabajo; toda persona física o moral cuya actividad sea la fabricación, elaboración, producción, importación o manufactura de envases y empaques, estará obligada a presentar ante la SERMARNAT para su registro, un Plan de Economía Circular; y para aparatos eléctricos y electrónicos deberán contar con un plan de manejo de residuos.
La Ley General de Economía Circular impone multas por el equivalente de 20 a 60,000 Unidades de Medida y Actualización vigente, así como la clausura temporal o definitiva, total o parcial, cuando no se cumpla con las medidas dispuestas; la SEMARNAT, será el organismo que vigile y aplique el cumplimiento de dicha Ley.
No cabe duda que la promulgación de este tipo de legislación refuerza la gobernanza económica y medioambiental del país y desarrolla los medios y herramientas para cumplir con los compromisos de la Agenda 2030.
Si queremos un futuro sostenible, resulta necesario un cambio real en todos los ámbitos, así como la creación de sistemas más robustos que nos guíen de manera real hacia la economía circular, con nuevas normas sobre cambios estructurales y de procesos.
Frente al contexto actual, las PYMES en México deberán entrar en un proceso de evaluación para la certificación de los recursos circulares, que otorgue distinción e incentivos fiscales a aquellos sectores aplicadores de los principios de la economía circular.
La economía circular, sin duda, es un nuevo modelo económico que regenera la naturaleza mientras se genera valor económico, constituye un cambio de paradigma para soluciones globales.