El grado universitario siempre ha sido considerado la piedra angular de la movilidad social en México. Su obtención es sinónimo de esfuerzo, constancia y madurez no sólo física, sino sobre todo mental.
Si bien hasta 2018 hubo grandes e indiscutibles avances, es cierto que la crisis económica que sufre el país, la pandemia y falta de apoyo gubernamental a las instituciones de educación superior han vuelto más complicado ampliar la cobertura y masificar su acceso, condenando a una generación de jóvenes a empleos mal pagados y con inseguridad social.
Este tema fue motivo de discusión en la Cámara de Diputados al analizarse la propuesta del grupo parlamentario de Morena, relativa a la eliminación de la fracción I del artículo 26 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación y con ello, borrar de tajo el requisito del título universitario para ser nombrado titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).
El argumento de la mayoría es que muchas luchadoras sociales y luchadores sociales se han distinguido por su compromiso y vocación de servicio y que en un sector tan específico como la lucha contra la discriminación vale más la experiencia que la preparación, por lo que el requisito del título resulta discriminatorio y hasta insultante.
Por su parte, los partidos de oposición PRI y PAN argumentaron que en la búsqueda por acabar la discriminación y alcanzar un México próspero debía combinarse una experiencia insustituible, pero también la capacidad y talento para hacer un correcto uso no solo de recursos públicos, sino también de los medios legales y accionarlos en el momento oportuno.
Se trató de la discusión más acalorada de la semana legislativa, y no es para menos, pues se ha llegado a escuchar en voz de diputadas de Morena que la eliminación que se busca hacer de la fracción I del artículo 26 de la citada Ley es una solicitud directa del presidente de la República, quien no busca ampliar las oportunidades, sino confeccionar un traje a la medida de quien quiere que sea la titular del CONAPRED.
Es mala idea y hasta corrupción hacer uso de los engranajes públicos para beneficiar a particulares, y en este caso, el Poder Legislativo vuelve a ser utilizado como un sastre para hacer trajes a la medida.
Es innegable que en México existen muchos retos en materia de cobertura educativa, pero también lo es el reto no es bajar la vara sino hacer posible que cada día más mexicanas y mexicanos logren brincarla para tener mayores oportunidades de desarrollo y crecimiento.
El partido Morena pretende hacer creer que el título universitario es elitista y hasta racista, pero pierde de vista que lo importante es la aptitud que implica el título y no el título por sí mismo.
Es deseable que este proyecto de reforma no pase en el Senado y sea detenido por el bien de las instituciones públicas y de los importantes y urgentes servicios que prestan a la sociedad. De otra forma nos volveremos cada día más corruptos por nombrar no a las y los adecuados, sino a los amigos y compadres.
@jlcamachov
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