Órgano colegiado que es piedra angular del sistema electoral mexicano, el Instituto Nacional Electoral (INE) se encuentra sometido a un escrutinio que raya en la obsesión de exagerar cualquier indicio de diferencia, error, ajuste u observación.
Se trata del fuego que a diestra y siniestra hemos observado recientemente y que tiene como blanco debilitar la estructura de la institución, a fin de poner en duda su rectoría y legitimidad.
Que si la elección está en riesgo porque al ejército de capacitadores aún no le entregan gorras o chalecos, que si se nombró a una encargada de la Secretaría Ejecutiva o que hay mucha discusión en su Consejo General, todo sirve para hacer creer que existe una crisis y parcialidad en su actuar. Pero lo cierto es que la institución electoral cuenta con miles de servidores públicos que están realizando su trabajo profesionalmente, y que no permitirán que ningún interés avieso trate de modificar o truquear la voluntad popular.
Sabemos que ha habido cambios en los procesos administrativos internos y que se cambiaron proveedores. Ante ello, llama la atención que no se indague si la razón de esos cambios es que había anomalías o irregularidades en los contratos celebrados, o negocios turbios ahí enquistados, y que en su lugar se opte por tratar de hacer una lectura maquiavélica.
Pero lo cierto es que resulta lo más positivo oxigenar los procesos y dar cabida a nuevos proveedores que dejen atrás malas prácticas y respondan a las nuevas exigencias de eficacia y pulcritud.
Como lo he mencionado, anteriores servidores públicos del INE se niegan a salir del todo y buscan defender cotos de poder ahí enraizados, aunque ello implique debilitar a la autoridad electoral y poner en duda sus capacidades.
Evidentemente, se trata de una irresponsabilidad que no debe ser permitida, pues no es el momento de atacar al INE, sino de ver cómo lo fortalecemos en el contexto tan complejo que vive el país.
Resulta necesario que los ataques cesen y, en su lugar, se haga una crítica constructiva que permita a su Consejo General hacer el trabajo que le corresponde para garantizar elecciones confiables, legítimas y populares.
Reitero, a escasos 14 días de que comiencen las campañas, el INE debe ser resguardado por la ciudadanía y partidos políticos, para así garantizar un árbitro fuerte de cara a la jornada electoral y su calificación.
No hay de otra.
@jlcamachov
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