Han transcurrido 46 meses del liderazgo de Alejandro Moreno al frente del PRI. Resultado de elecciones internas, la militancia del tricolor en 2019 eligió mayoritaria y apabullantemente la fórmula compuesta por Alejandro Moreno y Carolina Viggiano como presidente y secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Tras recibir un partido derrotado, desbaratado, endeudado, saqueado, sin rumbo y acechado por el gobierno en turno, Moreno Cárdenas se enfocó en renovar las dirigencias locales, fortalecer a los sectores y reorganizar una estructura que había sido abandonada durante las elecciones federales de 2018. Un reto nada sencillo y solo alcanzable para alguien que conociera al partido y a su militancia.
Para ese momento, 12 gobernadores en turno habían sido postulados por el PRI, pero la mayor parte de ellos habían dejado de defender las causas del tricolor y, tras realizar gobiernos mediocres, habían entregado sus estados por adelantado al partido en el poder, recibiendo a cambio impunidad y en algunos casos una embajada. Es decir, el PRI no contaba con la mayor parte de “sus” gobernadores, al contrario, eran un lastre.
Asimismo, algunos creyeron que las coordinaciones parlamentarias eran independientes del partido y que podían conducirse sin dar cuentas a nadie, debilitando con ello los posicionamientos partidistas y agrietando la unidad que debía mostrarse frente al gobierno.
Las arcas del partido estaban vacías y, debido a la baja votación recibida en 2018, las condiciones no iban a mejorar en el corto plazo.
El presidente nacional del PRI pidió la solidaridad y apoyo de exgobernadores, proponiéndoles nombrarlos delegados del CEN en los estados, pero la mayor parte de ellos no quiso “arriesgarse” y optó por seguir viendo al toro desde la barrera.
Pocos, muy pocos mostraron lealtad, convicción y compromiso con el Partido que les había permitido hacer una carrera política.
Moreno Cárdenas ni se acongojó ni se acobardó, al contrario, más se echó para adelante e hizo equipo con los que pudo.
Al tiempo de enfrentar las amenazas y chantajes del oficialismo, Alejandro Moreno se encargó de reformar al partido y blindarlo de cualquier injerencia externa, estableciendo que a su dirigencia nacional corresponde el registro de todas las candidaturas, así como la definición de reglas de elección, acción incomprendida en su momento, pero bien evaluada conforme han pasado los meses y se ha visto la magnitud de la amenaza llamada Morena.
Con su dirigencia y articulando muy bien a las presidencias locales y distritales, el PRI fue a elecciones municipales en 2020, obteniendo importantes triunfos en Hidalgo y Coahuila. Parecía que la hemorragia se había detenido.
Sabedor del rumbo que tomaría el país y los modos de un primer mandatario que saboreaba las mieles del poder, Alejandro Moreno no se durmió en sus laureles, sino que siguió picando piedra visitando todas las entidades federativas y reagrupando a las fuerzas del priismo.
Desde la presidencia nacional del PRI se apoyó determinantemente la postulación de la entonces diputada federal y exdirigente partidista, Dulce María Sauri, para la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, lo cual se logró gracias a las negociaciones emprendidas por Alejandro Moreno.
Él ideó y concretó una alianza que al paso del tiempo cerraría el paso a Morena, que pretendía aniquilar cualquier voz discordante.
Fue así como con la opinión contraria de gobernadores, legisladores y cuadros partidistas que no ayudaban, pero cómo obstaculizaban, Alejandro Moreno concretó “Va por México”, la cual es hoy por hoy la alianza más exitosa en la historia democrática de México.
Hay quienes pretenden dar esa paternidad a algunos empresarios, pero lo cierto es que quienes decían apoyar la alianza opositora se echaron para atrás en los momentos de mayor enfrentamiento con el gobierno y dejaron al PRI-PAN-PRD solos ante los duros embates del oficialismo.
De esa forma, en 2021 el PRI fue en alianza con sus otrora contrincantes, demostrando una visión política comprometida con la vida democrática de México y sus libertades. Con el PAN y PRD se logró arrebatar a Morena y aliados la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, marcando un punto de inflexión que sería, también, el principal motivo de ataque del gobierno contra Alejandro Moreno.
No obstante, la sangría tolerada o impulsada por gobernadores no paraba. Al tiempo de librarse de mandatarios locales traicioneros y acomodaticios, el PRI perdió gubernaturas.
La recomposición de la Cámara de Diputados permitió al CEN del PRI reconstruir la disciplina partidista con el grupo parlamentario, la cual fue piedra angular para evitar que reformas dañinas impulsadas por Morena, tales como la eléctrica y electoral, fueran aprobadas.
No sirvió de nada que el gobierno federal ofreciera dinero, hiciera amenazas o que el crimen amedrentara a los diputados priistas, la unidad en torno a su dirigencia y “Va por México” superó todas las pruebas.
Con la recuperación de la votación, el PRI empezó a respirar. La dirigencia de Alejandro Moreno resanó las finanzas partidistas y emprendió nuevas acciones encaminadas a las elecciones del año 2022.
Ese año fue de grandes triunfos, no todos los que se hubieran querido, pero sí los suficientes para demostrar que la oposición estaba viva y muy fuerte. Gracias a la alianza, se logró el triunfo en Aguascalientes y Durango, este último con la candidatura de Esteban Villegas Villarreal, un hombre forjado en las buenas y en las malas y que representa un cuadro destacado para el priismo nacional.
Villegas Villarreal encabeza el primer gobierno de coalición en tierras duranguenses.
La constancia, perseverancia y astucia del dirigente nacional del PRI permitió que “Va por México” no se diluyera. Hubo momentos muy difíciles, marcados por la persecución política en contra de Alejandro Moreno, pero ello no provocó que el dirigente priista claudicara ni doblara las manos.
Es así como con nuevos bríos, “Va por México” llegó para quedarse, enfrentando unida los comicios en Estado de México y Coahuila, así como alistándose para definir el método para elegir a sus abanderados de cara a la más grande elección que haya vivido nuestro país en su historia, marcado por la renovación del Poder Ejecutivo Federal, Congreso Bicameral federal, nueve gubernaturas, 31 congresos locales y elecciones municipales en 25 entidades.
El camino no será sencillo, como no lo ha sido desde que Alejandro Moreno asumió la dirigencia nacional del PRI, tiempo en el que ha logrado salir avante de momentos que parecían insuperables. Y ello es fruto de estrategia e inteligencia, pero sobre todo de una férrea voluntad.
@jlcamachov