En Gaza, la amenaza de muerte aumenta cada minuto para los palestinos. El anuncio del asedio por parte de Israel —emitido hace tres días—, generó alarma en instancias internacionales, pero los ataques sobre la ciudad, lejos de cesar, han aumentado.
La contraofensiva sobre los ciudadanos palestinos es un hecho. A punto de cumplirse 24 horas del corte total de energía en la Franja de Gaza, y aun bajo constantes ataques aéreos la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló que el territorio está a punto de quedarse sin alimentos, agua, electricidad y otros suministros básicos; una crisis humanitaria de proporciones épicas a punto de explotar.
En los 360 kilómetros cuadrados que comprenden la Franja de Gaza, al menos 2.3 millones de personas se encuentran atrapados, ya que las salidas —controladas en su mayoría por Israel— son de una capacidad tan reducida, que permiten el paso de unas pocas miles de personas a lo largo de un día. Esto en el caso de un contexto de paz.
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La única salida que no es controlada por el gobierno de Israel y a cargo de Egipto, fue uno de los primeros objetivos que fueron bombardeados; se teme que no esté en condiciones de operar.
La ONU también dio a conocer que al menos 423 mil palestinos han perdido sus domicilios, lo que los ha convertido en desplazados internos. De ellos, 220 mil se albergan en 92 escuelas de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que ya cuenta doce muertos entre su personal.
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Por su parte, Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional (AI), se pronunció. “El castigo colectivo de la población civil en la Franja de Gaza por parte de Israel es cruel e inhumano; y pueden ser considerados crímenes de guerra”, dijo.
Asimismo, la ONG alertó que el corte en el suministro eléctrico “exacerbará una catástrofe humanitaria ya en curso"; siendo los hospitales y centro de salud los más afectados. Esto a su vez, amenaza de forma directa la vida de los palestinos más vulnerables, como los heridos por los ataques, pero también otros sectores como los neonatos y personas con enfermedades crónicas.
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