Países Bajos, entre el desabasto y la oportunidad

10 de Enero de 2025

Países Bajos, entre el desabasto y la oportunidad

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La nación enfrenta un “dilema” frente a la crisis energética desatada en Europa tras la invasión rusa a Ucrania, aunque podrían salir de esta crisis en tanto comiencen a invertir en otras formas de insumo

Trasladarse a Rusia desde Europa trae consigo una travesía de 48 horas, debido al gran número de restricciones impuestas al Kremlin, que limitan la movilidad y el aterrizaje de los aviones desde el territorio euroasiático hacia Occidente. En general, las aerolíneas árabes son las que permiten triangular los viajes entre la exnación soviética y el viejo continente.

Antes de la guerra ruso-ucraniana se podía viajar sin escalas por avión, tren o carretera de la parte occidental hacia la oriental del continente y viceversa, pero ahora se requiere hacer al menos una escala en algún lugar de Medio Oriente como Qatar, Dubái o El Cairo para llegar a Europa central… o dos si se busca ahorrar.

La severidad de las sanciones ha generado una gran crisis de aviación en Rusia que la aerolínea estatal, Aeroflot, ha comenzado a desmontar piezas de aviones en funcionamiento —bajo sugerencia del Kremlin— para mitigar la escasez de repuestos necesarias para las aeronaves que siguen operando, según reportó la agencia Reuters.

Si bien hay alternativas de traslado hacia Occidente desde Rusia, llegar a algunos países aún es complicado, no sólo por el conflicto armado, sino porque ciertos Estados aún mantienen medidas de salud derivadas de la pandemia. Naciones como España, Luxemburgo o Países Bajos siguen pidiendo a los pasajeros no europeos, presentar pruebas PCR de Covid-19 y certificados de vacunación con antígenos aprobados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A las restricciones de salubridad se suman la disponibilidad de vuelos y los destinos en Europa, dado que las rutas árabes no cubren todos los países del continente, por lo que se requiere hacer escala o viajar de un destino a otro vía terrestre. Además, los viajes están saturados, lo que ha provocado que el costo de los boletos se triplicara y que las escalas entre vuelos sean de tres a 16 horas. Salir de Rusia es complicado, llegar a Europa también y en Occidente la vida no es la misma desde el inicio de la invasión.

Sanciones y dependencia, el gran dilema

La ruptura en la movilidad y transporte no es lo único que evidencia los efectos de la guerra en Europa. Países Bajos, desde el inicio del conflicto, ha vivido la escasez de ciertos productos básicos, algunos de los cuáles se han ido remplazando, mientras que otros han supuesto un gran desafío.

“Aquí en las primeras semanas lo que se vivió fue la escasez de aceite (de girasol)”, comentó para ejecentral un inmigrante colombiano radicado en Groningen, la región más desarrollada del norte del país.

Dos tercios del aceite de girasol en Países Bajos provienen de Ucrania, según la Oficina Central de Alimentos del país, por lo que la invasión de Rusia supuso un corte en el suministro de dicho producto durante las primeras semanas del conflicto. Hoy en día, el aceite no falta en los estantes de los supermercados, pero el país atraviesa por el desabasto de otro bien importante: el petróleo.

Datos anualizados del Servicio Federal de Aduanas de Rusia, revelaron que Países Bajos es el segundo socio comercial más importante del país, después de China. A la nación europea se dirige el 7.4% de las exportaciones rusas, y de esto 71% corresponde a combustibles y otros productos derivados del petróleo.

La invasión de Ucrania afectó duramente a la industria energética neerlandesa, cuyo consumo energético se concentra en fuentes de energía no renovables.

En 2021, Países Bajos tuvo una demanda primaria de energía de dos mil 940 petajoules, de los cuales, el 89% correspondieron a fuentes de energía fósiles, sobre todo de gas natural (44%) y petróleo y sus derivados (37%), según datos del servicio de estadísticas del país.

Es más, en un reporte de la Administración de Información Energética de Estados Unidos se señala que la mayoría de las exportaciones rusas de petróleo y sus derivados (49%) y de gas natural (74%) se dirigen a países de Europa, siendo Países Bajos el principal destino de las exportaciones petroleras dentro de la región con 0.64 millones de barriles importados en 2021.

Además de la gran dependencia de Países Bajos al petróleo ruso, el primer ministro Mark Rutte declaró en mayo pasado que el país estaba listo para dejar de importar petróleo desde Rusia, un compromiso al que la nación tuvo que corresponder el 3 de junio, cuando el Consejo Europeo aprobó un conjunto de sanciones contra Moscú que vetaban la importación de este recurso y sus derivados por completo.

En julio, la decisión europea demostró tener un impacto en la industria líder de Moscú. De acuerdo con un reporte publicado hace unos días por la Agencia Internacional de Energía, las exportaciones de petróleo rusas se contrajeron desde ocho millones de barriles diarios registrados a comienzos de año a 7.4 millones de barriles por día en julio, una caída del 8.1 por ciento.

Groningen, unas bajo la manga

En Groningen, una ciudad de poco más de 200 mil habitantes en donde 60% de la movilidad se realiza por bicicletas, las consecuencias de la guerra en Ucrania podrían vislumbrarse lejanas, al ser una región poco conocida en Europa. Sin embargo, en el marco del actual conflicto, la región se ha vuelto relevante, dado que en el territorio se encuentra el yacimiento más grande de gas de Europa occidental.

La región es capaz de producir 24 mil millones de metros cúbicos por año, lo que se tradujo en una generación de ingresos públicos de 41 mil millones de euros de 2012 a agosto de 2022.

A pesar del potencial de la zona, hace algunos años, el gobierno decidió eliminar gradualmente la producción de gas en Groningen, ya que las perforaciones necesarias para extraer el recurso generaban terremotos. Pero la situación podría cambiar ante las dificultades por las que atraviesa Europa.

El secretario de Estado de la nación, Hans Vijlbrief, reveló en meses recientes que 550 millones de metros cúbicos de gas que se encuentran en una zona muy profunda de Groningen, no han sido explotados por los riesgos y dificultades que representa extraerlos. No obstante, señaló que ante el actual desabasto europeo es posible que se empiecen a realizar inversiones con este propósito.

Según una editorial escrita por Lukas Trakimavičius, experto de la división de investigación del Centro de Excelencia en Seguridad Energética de la OTAN, en el mediano plazo Groningen podría convertirse en el “salvador” de Europa, sobre todo si el conflicto bélico no se resuelve antes de invierno, cuando el gas es más requerido en la región. Para serlo, sin embargo, la región debe comenzar a invertir de inmediato en la extracción de gas, una medida que ya ha comenzado a ser explotada por las autoridades, reportan medios locales.

En la actualidad, Países Bajos cuenta con el precio de gas más caro en Europa, según el portal especializado Energievergelijk.nl, debido a que el gobierno ha tenido que sustituir rápidamente el recurso luego de que el 7 de julio, el ministro de Clima y Energía, Rob Yetten, anunciara que el país había abandonado por completo el gas ruso.

La nación enfrenta una dura decisión: reactivar la producción del gas en Groningen, a pesar del daño evidenciado que la extracción del recurso ha generado en la zona, o bien arriesgarse a extraerlo y convertirse en el “salvador” de Europa.

Las relaciones comerciales, sociales y políticas entre las naciones europeas vivieron décadas de prosperidad y bonanza, lo que las estrechó e hizo interdependientes. Esos mismos lazos, hoy están más tensos que nunca y aunque el conflicto armado se vive al rojo vivo en Ucrania y profundamente duro en Rusia, a más de cinco mil 500 kilómetros de distancia, en Países Bajos, el enfrentamiento no deja de estar presente, recordándole al mundo que estamos en la presencia del conflicto armado internacional más relevante de los últimos 77 años.