Ovidio en prisión; en Sinaloa sigue la batalla

7 de Noviembre de 2024

Ovidio en prisión; en Sinaloa sigue la batalla

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Cerca de 16 horas después de la captura de Ovidio Guzmán, aún se reportaron enfrentamientos y bloqueos carreteros; versiones sin confirmar reportan dos muertos y al menos 27 heridos

Esta vez, el operativo fue totalmente distinto. Fue sorpresivo, en la madrugada y en coordinación por cielo y tierra de la Guardia Nacional y Ejército, con el apoyo de la Marina. Y así, por fin, fue detenido Ovidio Guzmán López, El Ratón, en Culiacán, Sinaloa. Aunque lo defendió su escolta de seguridad, la superioridad de las fuerzas federales se impuso.

La reacción del Cártel de Sinaloa se dio una hora después. Pero para entonces el detenido ya viajaba en un vuelo a la Ciudad de México y las operaciones para contener e impedir que crecieran estas acciones por parte del Ejército y la Marina se echaron a andar, por lo que repelieron varios ataques y realizaron distintas capturas. Luego se sumaron elementos locales para impedir la anarquía en las ciudades, también promovida por el grupo criminal con la intención de generar más desorden.

A diferencia del 17 de octubre de 2019, cuando al hijo de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, se le trató de detener, la operación se hizo a plena luz del día (alrededor de las 3 de la tarde), y sin apoyo, por lo que tuvo que ser liberado. Ahora, Ovidio Guzmán ya está en el penal de máxima seguridad del Altiplano, estado de México.

CAOS Y MIEDO

A las 7 de la mañana, usuarios de redes sociales dieron cuenta de los primeros enfrentamientos y signos de violencia en la capital sinaloense. Bloqueos, balaceras e incendios comenzaron a extenderse. El operativo se realizaba en la sindicatura Jesús María, donde se crió y habitaba Guzmán López, un pequeño pueblo rural perteneciente al municipio de Culiacán, pero que colinda al norte con Badiraguato.

El lugar, ubicado en la zona serrana, se ha caracterizado por la realización de distintos operativos federales, por el desmantelamiento de laboratorios clandestinos y porque sus habitantes han exigido la salida de elementos federales cuando acuden a la región.

Ni el alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil; ni el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ni el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador, estaban informados del operativo. Al menos eso declararon.
Durante la mañanera, el Presidente fue cuestionado por los primeros registros de violencia que se dieron en redes sociales. El mandatario dijo desconocer la situación, que le informaron de un operativo, pero dejó en manos del Gabinete de Seguridad la información de la acción. Más tarde, el titular del Ejecutivo Federal celebró el Bicentenario del Heroico Colegio Militar y todo parecía normal, hasta que la señal de Cepropie fue interrumpida y el evento dejó de transmitirse en los canales oficiales.

La actuación del Ejército Mexicano, acompañado como cinturón de refuerzo de seguridad y protección de la Guardia Nacional, fue rápida. Ante la posibilidad de que creciera el desafío criminal en la entidad, arribaron dos aviones militares con refuerzos que aterrizaron a la capital y a Los Mochis.

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En al menos 19 puntos de Culiacán se registraron bloqueos e incendios de camiones y vehículos, así como enfrentamientos armados. Aunque el Aeropuerto fue cerrado al público, los grupos armados lograron perpetrar al recinto aéreo y disparar contra el avión militar y también contra una aeronave comercial. Se cancelaron todos los vuelos y viajes de autobús a Sinaloa.

Las horas pasaban y cada vez se podían presenciar más agresiones. En el penal de Araguato —donde en 2019 se fugaron al menos 20 reos—, se registró un intento de motín y, aunque se hablaba de una repetición de acciones, más tarde las autoridades desmintieron la fuga y afirmaron que se había logrado contener las acciones dentro del penal, y se reforzó la seguridad. En la capital mexicana, aviones F1 y F5 sobrevolaban el Campo Militar No. 1, a donde se esperaba que fuera trasladado.

La recaptura se dio cinco días antes de que México inaugure la Cumbre para América del Norte, con la visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Mediante su Embajada en México, Estados Unidos llamaba a sus ciudadanos a resguardarse en caso de estar en Sinaloa o no viajar hacia la entidad, a la que clasificó en el máximo nivel de alerta de viaje. Pero no se canceló el viaje de ninguno de los mandatarios, por el contrario Biden adelantó su vuelo y aterrizará en el Aeropuerto Felipe Ángeles como le pidió López Obrador.

HORAS DE BATALLA

Mientras la información oficial se retrasaba cada vez más, la quema de vehículos, enfrentamientos, robos de autos, saqueos en tiendas y secuestro de médicos para atención de heridos, continuaban en Sinaloa.

Tras horas de espera, en sólo nueve minutos, el Gabinete de Seguridad salió ante los medios de comunicación y confirmó la captura de Ovidio Guzmán López, fruto de seis meses de trabajo de reconocimiento y vigilancia, y en posesión de armas de uso exclusivo del Ejército. La captura se consumó a las 6:20 horas, según el Registro Nacional de Detenciones.

Pero el anuncio de la captura no frenó las agresiones ni la violencia. En las carreteras de Sinaloa, decenas de tráileres fueron incendiados para bloquear el acceso del tránsito que viajaba hacia la entidad.

El saldo oficial de heridos y muertos no se tiene, pero se mencionó hasta el cierre de esta edición de 27 personas con algún tipo de lesión, incluido un militar y un agente local. Además de dos posibles agentes fallecidos.
En la capital del país, poco después de las 17:00 horas, un despliegue de seguridad, por aire y por tierra (un convoy de vehículos blindados) salieron de las instalaciones de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO). Así llegó Ovidio Guzmán al penal de máxima seguridad, donde alguna vez estuvo su padre.

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Y mientras los disparos de arma de fuego continuaban en Sinaloa, los mensajes invitando a niños y jóvenes a unirse a un frente para defender al presunto capo se extendieron por Durango y Sonora, donde también se registró el incendio de vehículos.

Las armas que los miembros del cártel utilizaron a lo largo del día, mostraron su capacidad de fuego; también los puntos donde atacaron y los enfrentamientos dejaron ver una coordinación táctica, pero esta vez menos preparada que 2019. El corte de energía eléctrica, la caída de internet y los mensajes que generaban miedo a la población tuvieron impacto en las primeras horas, pero su fuerza disminuyó a lo largo del día.

Hasta el cierre de esta edición, las autoridades no habían recuperado el control total en la entidad; en al menos la mitad de los municipios había reportes de personas civiles a bordo de camionetas. Para las autoridades locales había pasado la mayor crisis, pero las autoridades federales no descartan otros brotes, por lo que permanecen en alerta.

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