Desde el inicio de la pandemia se consideró que los niños y adolescentes eran uno de los grupos menos vulnerables frente al nuevo coronavirus; la baja incidencia en el número de casos y la letalidad reducida desvió la atención de otros problemas físicos, sociales o emocionales a los que han sido sometidos los más pequeños a lo largo de estos meses, sin que su voz o experiencia al respecto sea escuchada.
Información de la Dirección General de Epidemiología (DGE) señalan que en México han perdido la vida 523 menores a 15 años por Covid-19, y que de éstos el 56.5% no recibió atención crítica o no fue intubado. Las cifras también indican que 123 de estos pacientes no tenían ninguna comorbilidad que pudiera complicar su estado de salud, se trataba de niños sanos sin registros de riesgo añadido.
›En relación a las comorbilidades presentes entre los menores que enfermaron por Covid-19, la obesidad tiene la mayor incidencia al sumar 2 mil pacientes, le siguen el asma con mil 892, mientras que las inmunosupresiones acumulan 648 reportes. La diabetes, que generalmente es autoinmune en estos rangos de edad, registró 397 casos.
Pero más allá de los contagios, las dificultades que enfrenta este grupo de edad están relacionados a su círculo familiar, y es que a pesar de no tener cifras exactas, se estima que el 43% de las personas que perdieron la vida por Covid-19 tenían hijos menores a los 15 años, un dato que revela una problemática que el gobierno federal se ha negado a reconocer plenamente al no presentar un plan específico que contabilice a estas víctimas.
Datos del Sistema para el Desarrollo Integral para la Familia de la Ciudad de México (DIF-CDMX), una de las pocas entidades que tiene información al respecto, señalan que más de 3 mil niños en la capital quedaron en orfandad durante el primer año de la pandemia, una proporción que podría proyectar hasta 20 mil menores de edad en esta situación a nivel nacional.
Sin embargo, el principal problema entre los menores de edad son aquellos relacionados con la salud mental, cifras oficiales apuntan a que un 34% de las llamadas recibidas en distintos números de ayuda psicológica durante los momentos más graves de la crisis sanitarias fueron realizadas por personas entre los 12 y 17 años.