“El viento arrancando palmeras y cables, dejando a todos sin luz. Cerca de un millón de personas, entre locales y turistas, protegiéndose de vidrios rotos”, así comienza la descripción de The New York Times (NYT) sobre ‘Otis’, que dejó una estela de daños en Guerrero.
“Los edificios colapsaron. La lluvia empezó a caer en los dormitorios de la gente mientras intentaban dormir”, dice el especialista Judson Jones, climatólogo de TNYT en el podcast de Google “The Daily”, propiedad del medio estadounidense.
“Los modelos climáticos no lograban entender el curso de ‘Otis’”, explica Jones, sobre el huracán, que pasó de ser tormenta tropical a categoría cinco en menos de 12 horas.
"('Otis’) tuvo una de las mayores evoluciones que hemos experimentado; fue algo más allá de la definición de ‘rapidez’”, señala Jones sobre el poco tiempo en que el huracán alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson.
Al respecto, detalla los vientos sostenidos de estos meteóros: “la definición típica (para un huracán) es de 35 millas por hora en 24 horas; ‘Otis’ estaba por encima de las 100 millas por hora”.
El huracán categoría cinco la noche del martes, tenía vientos de 160 millas por hora, siendo “la tormenta más fuerte en golpear la costa oeste de México, de acuerdo con este especialista del New York Times.
“Para cuando salió el sol, los daños eran irreales. Acapulco era “‘el escenario definitivo de una pesadilla’”, describe Jones, al contabilizar a las 27 víctimas por ‘Otis’ en Guerrero.
“La gente no tuvo tiempo de evacuar. Uno pensaría que en estos tiempos la tecnología ayudaría, pero con ‘Otis’ no pudo ser así".
agv
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