No se hagan bolas, dicen los que saben. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no está en el ánimo real del presidente Enrique Peña Nieto, quien no olvida cómo maltrató hace casi dos años a “la niña de sus ojos”, el secretario de Educación, Aurelio Nuño. Don Miguel Ángel, dicen sus cercanos, sí anda bocabajeado —y lo muestra cada vez que aparece en público en eventos junto a su jefe, con su cara de muerto—, pero no quiere dejar de dar la pelea por convertirse en el candidato priista. El responsable de la política interna y de seguridad tiene buen apoyo dentro del PRI, pero en el gabinete, quizás con la excepción de la secretaria de Desarrollo Urbano, Rosario Robles, está más bien apestado.