Esta semana, Morena aprobará una reforma que eliminará los órganos autónomos, esos “árbitros” que vigilan que el poder no se salga de control. Estos organismos protegen nuestros derechos a la transparencia, la competencia justa y la educación de calidad, entre otros. Con su desaparición, el gobierno acumula más poder, y como ciudadanos nos quedamos sin herramientas para exigir cuentas. Si seguimos pensando que la política es algo lejano, esta reforma es una muestra clara de cómo afecta nuestra vida cotidiana.
Se acabó la transparencia y privacidad
Con la desaparición del INAI (Instituto Nacional de Transparencia y Protección de Datos), el acceso a la información pública y la protección de nuestros datos personales quedarían exclusivamente bajo el control del gobierno. Actualmente, cualquier ciudadano puede solicitar información sobre cómo se gasta el dinero público y cómo se toman decisiones en el gobierno. Sin el INAI, estas puertas se cierran, dejando a los ciudadanos sin una herramienta clave para exigir transparencia. En un país donde la opacidad y la corrupción ya son problemas graves, esta desaparición representa una amenaza directa a nuestro derecho a saber y a proteger nuestra privacidad. Sin el INAI, perdemos la garantía de que nuestras preguntas y preocupaciones sean atendidas, y la seguridad de nuestros datos personales quedaría a merced de intereses políticos, sin contrapesos ni vigilancia independiente.
Se acabó la evaluación de programas sociales
El CONEVAL (Consejo de Evaluación de la Política Social) mide la efectividad de los programas sociales, como las becas y los apoyos económicos, para asegurar que realmente ayuden a quienes más lo necesitan. Sin el CONEVAL, no habrá forma de verificar si esos programas cumplen su propósito o son solo propaganda electoral. Por ejemplo, si un programa de becas no se evalúa, no sabremos si realmente beneficia a los estudiantes o si solo es una estrategia para desviar dinero y ganar simpatías. Nos quedamos sin la herramienta que asegura que el dinero público se use para el bienestar real de la gente.
Llegaron los precios más altos, con menos opciones
La COFECE (Comisión Federal de Competencia Económica) asegura que haya una competencia justa entre empresas, lo cual se traduce en mejores precios y opciones para los consumidores. Sin ella, el mercado quedará en manos de unos pocos, quienes podrán fijar precios a su conveniencia. Esto afectará directamente el bolsillo de las familias mexicanas, ya que productos básicos como alimentos y gasolina podrían subir de precio sin control. Sin competencia, solo unos pocos ganan y todos los demás pierden, especialmente en la economía de los hogares.
Se acabó la libertad en las telecomunicaciones
El IFT (Instituto Federal de Telecomunicaciones) regula las redes de comunicación y protege el derecho a la libertad de expresión en los medios. Su función es garantizar que todas las personas o grupos tengan la oportunidad de informar y opinar sin censura. Sin el IFT, el gobierno podría decidir qué se transmite y qué no, controlando la información que recibe la ciudadanía. Esto es especialmente alarmante en México, que ya es considerado el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo. Durante el sexenio de López Obrador, más de 50 periodistas fueron asesinados en México simplemente por hacer su trabajo: informar y cuestionar al poder. La desaparición del IFT podría ser otro paso hacia un control total de la comunicación, donde solo se escuchen voces complacientes que repiten el discurso oficial y el periodismo independiente quede acallado.
Se acabó la educación de calidad
El MEJOREDU (Sistema de Mejora de la Educación) es el organismo que supervisa la calidad educativa en México y evalúa si las políticas educativas realmente están dando resultados. Actualmente, México ocupa los últimos lugares en la prueba PISA, que mide el rendimiento escolar en áreas clave como lectura, matemáticas y ciencias, evidenciando la necesidad urgente de mejorar la enseñanza. Sin MEJOREDU, no habría un estándar externo que garantice la calidad de la educación, dejando el sistema educativo completamente bajo decisiones políticas.
Llegaron las tarifas sin freno
Con la desaparición de la CNH (Comisión Nacional de Hidrocarburos) y la CRE (Comisión Reguladora de Energía), el gobierno tendría control absoluto sobre los precios de la electricidad, el gas y el petróleo. Estas comisiones existen precisamente para proteger a la ciudadanía, asegurando precios justos y regulando contratos en el sector energético. Sin su vigilancia, los costos de estos servicios esenciales podrían aumentar sin justificación, impactando directamente la economía de las familias mexicanas. La falta de estos organismos elimina cualquier contrapeso en la administración de los recursos energéticos, dejando los precios y decisiones sobre infraestructura en manos de intereses políticos. Esto representa no solo un golpe a la economía de los hogares, sino también un retroceso en la transparencia del sector energético, afectando a toda la ciudadanía en su vida diaria.
¿Cuándo vamos a interesarnos?
La desaparición de los órganos autónomos es el mayor retroceso democrático en décadas. Y mientras esto ocurre, muchos permanecen indiferentes, como si el poder concentrado en el gobierno no fuera a impactar sus vidas. ¿Cuántas tragedias más necesitamos para reaccionar? En Querétaro, 10 personas murieron en una masacre; en Cuautitlán Izcalli, el asesinato de seis personas en un bar es solo un ejemplo más del dominio del crimen organizado, que ha cobrado cientos de miles de vidas en los últimos años. Las cifras de violencia aumentan día con día: en Chiapas, 19 cuerpos fueron hallados en el municipio de La Concordia; en Guanajuato, hubo 32 homicidios en un solo día, sumando un total de 48 asesinatos en tres días consecutivos. Recientemente, las autoridades encontraron una camioneta abandonada con 11 cuerpos en Guerrero. En Sinaloa, el narcotráfico actúa con total libertad y la complicidad del gobernador que permite el crecimiento del crimen organizado sin respuesta contundente. Estas son señales claras de un país en crisis, de una sociedad abandonada a su suerte.
Lo más preocupante es que algunos de los que podrían hablar y hacer eco de estas realidades prefieren el silencio. Se presentan como “influencers” y líderes de opinión, pero evitan pronunciarse sobre el daño que Morena ha causado, como si el desastre actual fuera una cuestión menor. Optan por lo cómodo, por los temas superficiales, ignorando los abusos y la violencia que viven miles de mexicanos. Su silencio no es neutralidad; es sumisión al poder. Con cada tema que eligen evitar, demuestran que están arrodillados ante el gobierno y, así, se convierten en cómplices.
Que sepan que el pueblo no es ignorante. Hay quienes vemos la realidad, y aunque muchos callen, vamos a dar la batalla. No todos se arrodillan; hay quienes lucharemos hasta recuperar a nuestro país, hasta devolverle la justicia, las instituciones y la dignidad que hoy le están arrebatando.