Hace algunos años fui agente del Ministerio Público Federal en la Dirección General de Extradiciones y Asistencia Jurídica de la entonces Subrocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la extinta Procuraduría General de la República, tuve la oportunidad de entregar en extradición a varios delincuentes y capos mexicanos buscados por el gobierno de los Estados Unidos de América. Entre las varias comisiones, tengo el recuerdo de haber tenido que ir a Miami, Florida, a dejar a uno de los diez más buscados por el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés). El caso parecía no relevante para México; en ese entonces la perspectiva de género era algo muy poco conocido en el trabajo.
El imputado era un desertor mexicoamericano de la Marina Armada del país vecino que tenía un grado jerárquico sobre una oficial, con quien sostuvo una relación, quedando ella embarazada y, al darle la noticia de que serían padres y ella pedirle se hiciera responsable, resultó que, pues el marino estaba casado y además no debía haber tenido la relación por ser superior y para evitar la corte marcial, él decidió cometer un doble homicidio; pues lamentablemente privó de la vida a la oficial y al bebé de ambos, obvio desertó y huyó a México siendo encontrado por el que era el agregado del FBI adscrito al consulado de Guadalajara, Jalisco; se sujetó a la extradición con su detención y a la conclusión lo entregamos en Miami, Florida. En ese entonces existía la Agencia Federal de Investigación (AFI). Después de hacer la entrega a las autoridades del vecino país, fuimos a desayunar/comer a la zona del malecón de Miami, íbamos dos mujeres al mando.
La comandante Julia Valadez, a cargo de todos los compañeros de AFI, y yo, la más joven de toda la comisión a cargo de todo y todxs, con la encomienda de reportar “sin novedad” mientras que se hace un operativo de esa magnitud el estrés y la adrenalina están a tope. En lo jurídico, coordinar la excarcelación, el traslado, el acompañamiento de las autoridades vecinas, ver temas con servicios aéreos, etcétera. La calma se da con el cambio de esposas y la foto del extraditado. Después a relajarse con un buen desayuno y en esa ocasión todos los compañeros llevaban su uniforme azul marino con las siglas de AFI. Unos niños americanos les pidieron una foto a nuestros “súper cops”, dijeron son los “súper policías de México” y señalaban el uniforme, fue muy tierno y nunca he vuelto a ser testigo de que eso pase. Ya varios de esos compañeros no están y guardo esa foto como un gran recuerdo de mis épocas operativas full contac. Lo curioso es que lo que me hizo recordar esto fue una imagen ahora a la inversa en el malecón del Puerto de Veracruz, tres niños mexicoamericanos con sus papás les pidieron una foto a los policías de la Marina Armada de México, quienes estaban contentos y sorprendidos por el entusiasmo de los niños. Otra foto, otro recuerdo.
De forma y fondo, México no puede, no debe claudicar en su deber de formar una buena corporación policiaca, hay que ser muy estratégicos, capaces, eficientes y valientes, ayer, hoy y mañana hubo, hay y habrá buenos policías y ministerios públicos, eso me dice mi experiencia. Un ejemplo de ello es Bertha María Alcalde Luján, a quien sé que le irá muy bien, comparto con ella varias cosas además de nuestras iniciales en distinto orden, el gusto por el derecho penal y el sistema procesal adversarial, ya tuve la oportunidad de colaborar en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quien entonces salió avante con el reto de la creación de la Guardia Nacional y sé que culminará con la transición de la Institución en la que hoy con gusto y orgullo trabajo será una gran experiencia ya que es de esas servidoras públicas comprometidas con el tema que le encomienden, a quien hay que apoyar sin miramientos ya que es del tipo de personas que necesita nuestro país.
Nota al pie de página:
Deseo que el niño Dios traiga mucha paz, armonía, felicidad y prosperidad para el 2025❣️