Un accidente revelador

17 de Diciembre de 2024

Laura Borbolla
Laura Borbolla

Un accidente revelador

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Desde el 26 de marzo de 2019, que se creó la Guardia Nacional como parte de la estrategia del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, aparentó tener un mando civil; sin embargo, el proyecto desde entonces era de la Secretaría de la Defensa Nacional y, ante la necesidad de negociar con la oposición ya que el Congreso tenía una mayoría simple alejada de la absoluta, no hubo forma de evitar que por esos 6 años lo que sustituyó a la “corrupta pero sancionada Policía Federal” que había sido fortalecida en el último sexenio panista de Felipe Calderón no tuviera presencia ni en las carreteras ni en investigaciones de alto impacto. Ello supongo armonizado con la política de “abrazos no balazos”.

El repliegue de la entonces Policía Federal y el nacimiento de la Guardia Nacional (GN) hizo que se perdiera el proceso de formación, capacitación, actualización y especialización que se pretendía, al menos de lo que daba base histórica a la Policía Federal de caminos (PFC), data del año 1953, en que se fundó el primer instituto formativo de la PFC, la cual en ese entonces formaba parte de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), ubicada en Xola esquina con Eje Central de la Ciudad de México. El incremento de agentes en 1986 se construyó una nueva sede; gracias a la donación del Gobierno de San Luis Potosí de 25 hectáreas del Parque Tangamanga II, se cuenta con estas instalaciones hoy a cargo de la GN.

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Un querido Queretano, el Capitán Adolfo Vega Montoto, fue fundador de la Academia de la Policía Federal de Caminos, con sede en San Luis Potosí, la cual en su momento fue un lugar prestigiado, las generaciones egresadas del Instituto eran cuerpos de élite, con formación escolar superior a cualquiera de todo el país con intercambio académico con academias del extranjero, con disciplina casi militar; pero con el trato profesional y conocimiento de mecánica básica, primeros auxilios, tránsito, debían saber manejar todo tipo de vehículos, manejo de armas, etcétera. Pareciera que con el tiempo mucho de esa esencia se ha perdido.

Desde hace un poco más de dos décadas he viajado de Querétaro a la Ciudad de México y viceversa; en broma y en serio digo que tengo más kilómetros patrullados que muchos de la GN, he tenido varios incidentes y accidentes; y lo revelador de este último viaje es que un tráiler se volcó; con independencia de la rapiña que es algo que nos caracteriza como un país lejano al primer mundo en esta ocasión fueron tomates verdes, el abanderamiento del accidente que no tuvo pérdida de vidas ni la implicación de más vehículos; tuvo por más de hora y media cerrada la carretera completa en el sentido de Querétaro a México, lo cual pudo haber sido parcial, el número de patrullas que intervinieron para una volcadura fue excesiva eran al menos 8, más dos grúas.


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De forma y fondo, un accidente así es revelador, respecto de la eficacia y eficiencia institucional, la falta de preparación de los policías que se hacían bolas entre todos, que no tienen nada de trato con la gente, no son profesionales, son muy lentos y la carretera 57 cada día tiene más tráfico, lo que hace que se requiera más seguridad ya que hay más robos, etc. Además de que es evidente que en México cualquier persona maneja un vehículo de grandes dimensiones, sin la suficiente experiencia ni exámenes de manejo. Todo lo referido, nos debe hacer pensar en qué si sabe hacer bien la GN o en qué se tiene que fortalecer; ya que la mentalidad del servicio y profesionalización debe ser poco castrense y más civil como pasa en la policía nacional de España o de Colombia, tampoco es que seamos pioneros.

Nota al pie de página:


El día de ayer salieron las listas de quienes continúan en el camino a la reforma del poder judicial, éxito!